Han aumentado los contenciosos administrativos con relación al año anterior. Es decir, han aumentado significativamente las reclamaciones de los españoles contra el poderoso Estado y Gobierno o Gobiernos.

Como cada mes de septiembre se inauguraba en España el año judicial con la presencia del jefe del Estado, el Rey Juan Carlos I, el presidente del poder judicial, el ministro de Justicia y la Fiscalía General, además de numerosas autoridades y asistentes. Como cada año la justicia española hace balance y este no iba a ser menos. Medios de comunicación y analistas se aprestan a recoger las cifras y datos de un balance que este año constataba que lo que hace  bien poco tiempo no era sino una preocupación tangencial en la sociedad española y más bien se percibía como especial "oportunidad" es ya la primera preocupación de los españoles: La Inmigración.

En sólo dos años y pocos meses el gobierno de Zapatero ha conseguido y cosechado que todos en España, y especialmente los medios de comunicación, tilden a la inmigración como "un problema" y eso que gabinetes anteriores no ahorraron medios y recursos para evitar el maldito adjetivo o calificativo, que es antesala de racismo y xenofobia. Medios y recursos para convencer a la población sobre la  pertinencia de una inmigración necesaria y una política decidida de persecución a la inmigración ilegal (se decía "irregular" en el argot políticamente correcto) y un intenso despliegue internacional, para conseguir acuerdos que promovieran una inmigración legal y ordenada.

Entonces, pidieron a la oposición de Zapatero acuerdo y pacto. Zapatero tiraba la piedra y escondía la mano y su hoy flamante ministro del asunto, el señor Caldera, se apresuraba a las primeras de cambio a censurar las políticas de una derecha "casi racista y xenófoba" y prometía de todo. Luego hicieron una regularización masiva a bombo y platillo con la excusa de la legalidad y el contrato de trabajo. Dicen que tuvieron que hacer trampas para regularizar a medio millón de "irregulares" y no llegaron al millón que prometieron. Y anunciaron ingentes recursos para la integración en forma de beneficios sociales. Luego hicieron un llamado al voto inmigrante y a la perfecta integración política del extranjero. Ahora tienen los centros de internamiento a rebosar y les llueven problemas por todos los lados y no tienen medios para repatriar más que a unos pocos, por más que intenten estirar la foto del avión a Senegal.  No pudo el anterior gobierno y no podrá este que ha multiplicado el "problema" por 10.

Un gobierno acosado y censurado pide a la oposición un pacto, solidaridad a las Comunidades Autónomas y a Europa comprensión y dineros, después de evitar sus recomendaciones. Pero lo peor del asunto es que el "problema" de la inmigración está ya en la calle y se nota la presión social. Ahora el gobierno y su partido ya no hablan del voto del inmigrante. Eluden el tema siempre que pueden y la razón es obvia.  Zapatero ha organizado un buen lío y también Caldera y la señora Rumí.

Nosotros defendemos la libertad sin miedo y por lo tanto también la libre circulación de bienes, servicios y personas. Defendemos la inmigración y la emigración. Contra la inmigración ilegal, las mafias, el tráfico de seres humanos… no hay más receta que la legalidad, el estado de derecho y el cumplimiento de las leyes. La legalidad significa también que en España donde no existe la libre contratación de personas se acometa una profunda reforma del mercado laboral en igualdad de condiciones para nacionales y extranjeros: libertad de contratación para empleadores y empleados, acuerdos internacionales de libre comercio y preferencias con esos países para alcanzar acuerdos efectivos de inmigración. No se atreverán a ello.

Han aumentado los contenciosos administrativos con relación al año anterior. Es decir, han aumentado significativamente las reclamaciones de los españoles contra el poderoso Estado y Gobierno o Gobiernos. Los asuntos de extranjería en los tribunales se han disparado de manera alarmante. ETA ha seguido perpetrando actos terroristas con heridos pero sin victimas mortales. Es el panorama de España.