El odio y la violencia contra los judíos
En demasiadas ocasiones, el odio y la violencia contra los judíos —y contra otros pueblos— han intentado disfrazarse de causas aparentemente justas. La estrategia es burda, pero no por ello deja de ser eficaz. La persistencia con la que la historia ha marcado al pueblo hebreo debería alertarnos sobre esta forma de odio injustificable. Y por más que sea obvio no debemos dejar de recordarlo: ningún ser humano —y menos por su condición étnica o religiosa— puede ser objeto de discriminación o violencia. Y es que el antisemitismo es una pulsión latente en nuestras sociedades, y parece dispuesto a rebrotar con cualquier excusa. Por eso es imprescindible recordar que la crítica legítima al Gobierno de Netanyahu nunca podrá servir de coartada para legitimar el antiguo y persistente odio al pueblo judío.