Política

¿Le conviene a Venezuela entrar en el Mercosur?

El Mercosur requiere ciertas reformas en las políticas arancelarias de los países miembros de pleno derecho, así como de los países asociados. En todo caso, nunca es tarde para que se desarrolle el debate sobre el acuerdo que podría permitir que Venezuela comercie con el Mercosur, particularmente lo relativo al calendario de desgravación para diferentes tipos de productos.

Libre Comercio
El Mercosur es hoy en día un área de libre comercio, y al mismo tiempo, una
unión aduanera – aun cuando con rezagos e imperfecciones en ambas
características- conformada por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Es un
área de libre comercio, por cuando las mercancías de uno cualquiera de esos
países entran libre de aranceles a los mercados de los otros países. Todavía
quedan productos que no han sido plenamente liberados, es decir, que todavía
pagan algún nivel arancelario, pero la inmensa mayoría de los productos que se
comercian al interior de esa subregión, sí lo están. Es una unión aduanera, por
cuanto el arancel que pagan los productos provenientes de países ajenos a la
subregión es el mismo, cualquiera que sea el país a través del cual penetren en
la subregión.

Si un país ingresara el Mercosur en calidad de socio de
pleno derecho, tendría que aceptar, por lo menos en el largo plazo, la reducción
de sus aranceles a los productos provenientes de los cuatro países mencionados,
y tendría que asumir el arancel externo común para los productos provenientes de
terceros países. Países como Chile y Bolivia tienen la categoría de miembros
asociados, y no miembros de pleno derecho, por cuanto han convenido con el
Mercosur la reducción o liberación arancelaria, pero no han aceptado plegarse al
arancel externo común.

En el caso de Chile y de Bolivia esta negativa a
aceptar el arancel externo común se explica por el hecho de que ambos países, en
forma previa y unilateral, han rebajado sus aranceles hasta niveles menores que
los que hoy en día impone el Mercosur a los productos provenientes de terceros
países. Para Chile y Bolivia, aceptar el arancel externo común significaría
aumentar sus aranceles, y aumentar consiguientemente sus niveles de precios
internos, lo cual no es una situación que esos países estén dispuestos a
aceptar, sobre todo después de haber enfrentado durante muchos años aranceles
bajos, con todos los costos y beneficios que eso entraña. Sin embargo, la
asociación de Chile, y también de Bolivia, cada uno en su momento, no significó
una reducción o eliminación violenta de los aranceles vigentes a los productos
provenientes de los países del Mercosur, sino que esa reducción de aranceles se
produce de acuerdo a un cronograma pactado, mediante el cual algunos productos
se liberan de arancel al día siguiente de firmado el acuerdo correspondiente,
pero otros llegan a arancel cero en cinco, diez o incluso en quince años.


Esos procesos de desgravación más lenta, afectan a los productos más
sensibles, generalmente los del mundo agropecuario, con el objeto de que su
adaptación a los nuevos términos del comercio sea más pausada y los productos y
los productores menos competitivos tengan el tiempo suficiente como para
adaptarse a nuevas tecnologías o como para que las tierras y factores
productivos viren hacia la producción de nuevos bienes. No cabe duda de que este
sistema de desgravaciones de distinto ritmo debe estar presente también en el
acuerdo de asociación firmado por Venezuela, aun cuando hay muchos aspectos de
esa asociación que están todavía están en proceso de negociación y hay muchos
otros que no han tenido hasta este momento la suficiente difusión. En todo caso,
nunca es tarde para que se desarrolle el debate y la reflexión que permitan
afinar los detalles del acuerdo, particularmente lo relativo al calendario de
desgravación para diferentes tipos de productos, pues de esos detalles dependen,
en última instancia, las oportunidades y las amenazas que la asociación con
Mercosur tendrá para Venezuela.

Fuente: CEDICE

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