Me encuentro entre los que ven posible que el país avance entre el 4 y 5% anual, inferior al 7% de las mejores épocas, pero incomparablemente mayor al de hoy.
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Jueves, 25 de abril 2024
Me encuentro entre los que ven posible que el país avance entre el 4 y 5% anual, inferior al 7% de las mejores épocas, pero incomparablemente mayor al de hoy.
El país tiene una buena oportunidad para relanzar su progreso. Basta recomponer sus políticas, ya que nuestras empresas siguen siendo competitivas y el sistema financiero y el fisco solventes.
Al crearse las AFP se consolida la pensión asistencial como apoyo a los que lo necesitan y no han ahorrado.
La rentabilidad de las empresas decrece a su nivel más bajo desde inicios del milenio.
El crecimiento económico se mantiene gracias al gasto público, lo que lleva a preguntarse si el ritmo actual es sostenible.
La Presidenta Bachelet nos informó a través de una entrevista al medio británico BBC que dudó si quedarse en la ONU en New York, pero que volvió “para hacer algo que signifique para la gente”.
En las décadas previas al actual gobierno de Bachelet, y aunque con vaivenes, el país progresó como no lo había hecho en su historia. Se impuso como sentido común el camino del progreso a través de la inversión, el empleo y la productividad.
La Presidenta Bachelet difiere de ciertas características de Nicolás Maduro y Cristina Kirchner. No es su estilo hablar mucho, generar un relato disociado de la realidad y emitir frases de impacto aunque ininteligibles aun para sus propios acólitos.
Con la volatilidad propia de los datos parciales, todo indica que la economía chilena está muy debilitada. Hace unas semanas la autoridad económica, que dejó de lado el optimismo sin fundamento de su predecesor, sinceró las proyecciones.
Si Tsipras es exitoso y convence a los votantes para que la rechacen, consolidará su poder y, dada la incertidumbre que devendrá, podrá ejercerlo con gran discrecionalidad.
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