El 12 de marzo de 2012, las Naciones Unidas examinaban un informe de derechos humanos en Irán encargado por un investigador especial. Había disidentes iraníes presentes en calidad de observadores.

IRÁN

La credibilidad de la política exterior con guante de seda en las Naciones Unidas del Presidente Obama recibió un importante mazazo el viernes cuando salió a la luz que matones iraníes han recibido permiso para participar y meterse en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra para intimidar a los disidentes iraníes.
 
La decisión del presidente de unirse a la principal entidad de derechos humanos de las Naciones Unidas en el año 2009, y aspirar a una segunda legislatura de tres años en el Consejo más recientemente, constituye una de las piedras angulares de su estrategia de "diálogo". Ni el ingreso de países como Arabia Saudí, Rusia, China o Cuba en esta agencia de derechos humanos, ni los tres años de incesantes críticas virulentas contra Israel, han disuadido a la administración de buscar la forma de legitimar al Consejo. No sorprende, por tanto, que evidentemente Irán no esté acusando ninguna presión.
 
A principios del mes de marzo, la misión diplomática iraní ante las Naciones Unidas en Ginebra informaba a la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas por escrito de que 21 funcionarios iban a "participar en la decimonovena sesión del Consejo de Derechos Humanos", ahora en marcha. Entre los funcionarios se encuentra un tal Gholam Hossein Esmaeili, “Responsable de prisiones y rehabilitación de presos y programas preventivos”.
 
Esmaeili es famoso por otra razón — está incluido en la lista de sancionados de la Unión Europea y tiene prohibido acceder a territorio de la Unión y su patrimonio está congelado en calidad de particular "responsable de graves violaciones de los derechos humanos”. La decisión de la Unión Europea, que data del 12 de abril de 2011, impone restricciones especificando que Esmaeili es "cómplice de la detención colectiva de presos políticos y en el encubrimiento de los abusos perpetrados dentro del sistema penitenciario”. El gobierno iraní está al parecer convencido de poder participar como si tal cosa en la idea de entidad de derechos humanos que tienen las Naciones Unidas.
 
Resulta que Irán también piensa que participando en la entidad de derechos humanos, puede hacer aceptables las tácticas que utiliza en el país. El 12 de marzo de 2012, las Naciones Unidas examinaban un informe de derechos humanos en Irán encargado por un investigador especial. Había disidentes iraníes presentes en calidad de observadores. Justo antes del inicio del denominado "diálogo interactivo" entre los representantes de los estados y el investigador, la seguridad de las Naciones Unidas sacaba a dos disidentes a los exteriores de la sala para su interrogatorio. La representación iraní, explicaba la seguridad, había denunciado que los dos habían tomado fotografías de los representantes iraníes.
 
Después de que su ordenador fuera examinado, los dos miembros de organizaciones no gubernamentales pudieron volver a la vista del Consejo, pero poco después fueron abordados directamente por diplomáticos iraníes. Se produjo un fuerte intercambio en el gallinero de la propia sala del Consejo, al insistir la representación iraní en examinar los archivos de los ordenadores de las organizaciones iraníes no gubernamentales. Finalmente, los matones diplomáticos sacaron sus cámaras e hicieron fotos de los miembros de las organizaciones no gubernamentales presentes en la sala del Consejo. A pesar de que se han presentado múltiples denuncias a cuenta del trato recibido por parte de funcionarios de las Naciones Unidas, no se ha tomado ninguna medida a nivel de la ONU.
 
Las tácticas intimidatorias iraníes también parecen estar surtiendo algún efecto sobre los estados miembros de la ONU. Se esperaba que esta semana el Consejo adoptara una resolución vergonzosamente débil en torno a los derechos humanos en Irán. La parte operativa del borrador contiene tres oraciones escasas y no menciona una sola palabra acerca de las violaciones de los derechos humanos dentro de territorio iraní. Aplaza cualquier medida solicitando simplemente más informes en el futuro.
 
La resolución también contiene un vergonzoso llamamiento "a cooperar" con la investigación especial de la ONU dirigido a Irán y "a permitir el acceso para visitar el país" — a pesar del hecho de que Irán lleva desde 1996 sin permitir acceso a ningún investigador especial de las Naciones Unidas en torno a las violaciones de los derechos humanos. Como responsable de la delegación iraní está Mohammed Javad Ardeshir Larijani, “Secretario del Alto Consejo de los Derechos Humanos", que el 12 de marzo de 2012 explicaba al Consejo que el problema es que existe "una mafia sionista", porque nosotros "somos un sistema… de democracia… un sistema político basado en el raciocinio islámico… la coexistencia pacífica y respetuosa… la verdad, la dignidad y la justicia”.
 
La ofensiva iraní en el seno del marco de los derechos humanos en las Naciones Unidas tuvo otro frente más la pasada semana. Allá por 2007 con la entonces Alta Comisaria de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas Louise Arbour presente, los 117 países del grupo de los no alineados (NAM) se reunían en Teherán y adoptaban la "Declaración de Teherán y Programa de Acción en Derechos Humanos y Diversidad Cultural”. La Declaración crea el "Centro de Derechos Humanos y Diversidad Cultural del Movimiento de los No Alineados", radicado en Teherán. El viernes 16 de marzo de 2012, la "Misión Permanente de Irán" organizó un encuentro auspiciado por este centro en las instalaciones de las Naciones Unidas en Ginebra; la invitación se extiende en un documento de la ONU con el nombre de "Relación de Encuentros Informales Celebrados en Paralelo con la Vista del Consejo de Derechos Humanos".
 
El título del encuentro iraní facilitado por las Naciones Unidas fue "Nuevas Instituciones Internacionales y Mecanismos Emergentes de Derechos Humanos en la Región de los No Alineados" y el moderador fue el responsable del centro iraní. Extrañamente, la práctica de la negación del Holocausto como cuestión de política de Estado, la defensa del genocidio, el patrocinio del terrorismo de Estado o el comercio de armas con un gobierno vecino implicado en la autoría de crímenes contra la humanidad no se discutieron.
 
Con la administración Obama, el contribuyente estadounidense está financiando el 22 por ciento del gasto del Consejo "de Derechos Humanos" de las Naciones Unidas: las relaciones, los documentos, los comicios, los micrófonos, la difusión global, las traducciones, las instalaciones, el sueldo de los funcionarios de las Naciones Unidas y todo lo demás. Irán no pervierte los derechos humanos y las libertades en solitario.