Super Size Me, el film documental de Morgan Spurlock que se estrenó la semana pasada en España, no convence a los expertos.
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Lunes, 02 de diciembre 2024
Super Size Me, el film documental de Morgan Spurlock que se estrenó la semana pasada en España, no convence a los expertos.
ALERTAN DE QUE SU CONTENIDO ES ENGAÑOSO
Tres veces al día, durante un mes, Morgan Spurlock comió en un McDonald´s. Los
resultados fueron catastróficos para su salud, aunque sin duda muy exitosos para
comprobar la hipótesis de su película. En pocos días, Spurlock vomitaba desde la
ventanilla de su coche, sufría de intoxicación hepática y su colesterol
aumentaba rápidamente de 165 a 230 libras. Además, su libido cayó drásticamente,
sufrió dolores de cabeza y depresión y, para completar el difícil cuadro, la
balanza indicó un aumento de 12 kilos.
¿Qué esperaba? La comida rápida,
está demostrado y lo sabe todo el mundo, no es la opción más saludable a la hora
de alimentarse, como tampoco lo es la clásica tortilla española o la
mundialmente reconocida pizza margarita. Se trata muchas veces de una cuestión
costo-beneficio, cuestión que Spurlock analizó muy bien a la hora de jalarse
tres hamburguesas diarias durante un mes, porque no sólo engordó unos kilos:
también se hizo famoso y millonario.
Spurlock eligió saltar a la fama
filmándose comiendo hamburguesas. Lo mismo le hubiera ocurrido si hubiera
engullido tres crepes rellenos por día pero, claro, una cosa es vender crepes,
ser francés y demonizar al libre mercado y otra bien distinta es ser una
multinacional norteamericana que vende hamburguesas con patatas y su logo es el
símbolo de la globalización capitalista.
Comer hamburguesas, al igual que
salir corriendo delante de un toro en las fiestas de San Fermín, es una
elección. Lo primero es una tradición festiva más peligrosa que comer una
hamburguesa. Lo segundo es una opción gastronómica rica y a bajo precio. Gracias
al trabajo de los nuevos mistificadores, la gente demanda a los segundos y no a
los primeros.
Hablan los expertos
Sandy Szwarc ha publicado un
reciente estudio donde acusa a la ciencia basura de fomentar creencias populares
en detrimento de serios estudios científicos. “Una de las causas de la obesidad
no son los hábitos alimenticios sino la herencia genética que sí es
determinante”, dice la experta cuando le preguntan sobre el film de Spurlock.
Ruth Kava recuerda los últimos resultados del “Dietary Guidelines for
Americans” donde se sugiere que la gente sólo consume un 30% de grasas y 10% de
grasas saturadas. También el Dietary Reference Intakes de la Food and Nutrition
Board of the National Academy of Sciences resalta que las comidas rápidas son
perjudiciales si también se las acompaña de falta de ejercicio, stress y otros
hábitos diarios. “Señalar con el dedo al ciertas comidas nos distrae del asunto
crucial, el cual es asumir la responsabilidad de aprender, informarnos y saber
elegir las mejores opciones para nuestra salud”, dice la experta.
Pero
quizá sea James Glassmann, el director de Tech Central Station, su mayor
crítico. Glassman pide que se tenga en cuenta que Spurlock todo lo que hace es
ingerir 5.000 calorías diarias, lo cual le produce serior desórdenes
alimenticios. “Podría pasarle en McDonalds como en el mejor restaurante de New
York”, dice. Lo curioso es que Spurlock tiene una competidora que está haciendo
el mismo documental y el resultado ha sido calamitoso… para Spurlock, porque
Soso Wisley, la directora, ha bajado diez kilos y ha denunciado que Spurlock
además de comer en McDonalds fue a otros sitios. Deshonestidad intelectual, que
le dicen.
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