No puede presentarse como el presidente de la globalización sino como el representante de un nacionalismo inteligente que cuando dice Europa, en realidad quiere decir Francia.
// MÁS DEL AUTOR
Sábado, 20 de abril 2024
No puede presentarse como el presidente de la globalización sino como el representante de un nacionalismo inteligente que cuando dice Europa, en realidad quiere decir Francia.
Se suele afirmar con frecuencia que la causa principal de las difíciles relaciones de Rusia con Europa y EEUU es que los occidentales no comprenden a los rusos. También acostumbra a decirse que no se puede identificar a Rusia con Putin, aunque no es menos cierto que Putin es un gobernante ruso típico, envuelto en los distintivos de la Historia y del nacionalismo. Para comprender a los rusos, vamos a hacer el ejercicio de imaginar lo que sus gobernantes nos dirían sin miramientos.
Cualquier estudiante de Derecho Internacional recordará haber leído que, tras la aparición de las Naciones Unidas, está prohibido el derecho de conquista territorial.
La Doctrina Obama no nació en West Point, aunque fue un foro bien elegido para presentarla. Podemos atisbarla en el discurso sobre el Estado de la Unión de 2013, donde el presidente pone de manifiesto que lo que más interesa al americano medio es la crisis económica, el presupuesto federal y el empleo.
No esperemos a un Reagan. El sucesor de Obama, demócrata o republicano, se verá sometido a los mismos condicionantes que el actual inquilino de la Casa Blanca. Conocerá un mundo complejo, según Brzezinski, con “la realidad fragmentada, turbulenta, contradictoria, sin una pauta uniforme, en una u otra dirección”.
// MÁS DEL AUTOR