Aunque destruir el califato reducirá sin duda la amenaza del EI, es probable que no la elimine.
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Martes, 08 de octubre 2024
Aunque destruir el califato reducirá sin duda la amenaza del EI, es probable que no la elimine.
Durante mucho tiempo, aproximadamente entre 2002 y 2009, el conflicto de Afganistán fue la guerra olvidada. Los recursos iban a parar a Irak mientras el descuido estadounidense permitía que los talibanes se recuperaran de la derrota casi absoluta que sufrieron en el otoño de 2001.
Prefieren que se les denomine “Estado Islámico”, designación que otros muchos rechazan porque se niegan a conceder que sea Estado Islámico. Algunos medios en español también lo llaman ISIS, acrónimo de Daesh pero en inglés.
Ahora, tras meses de filtraciones posteriores al acuerdo inicial del 2 de abril, las líneas generales del acuerdo con Irán ya resultan familiares.
¿Que el Estado Islámico está actuando a la defensiva y a punto de perder? De hacer caso a los mandos militares estadounidenses, la respuesta sería que sí.
La única pregunta que tengo es ésta: ¿por qué ya nadie se molesta siquiera en contrastar a Hersh?
Resulta fácil decir que la decapitación del pobre Peter Kassing (un ex ranger del Ejército estadounidense convertido en cooperante en Siria) es un acto de “pura maldad”, como ha hecho el presidente Obama
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