Política

El código del calentamiento global: Michael Crichton dice la verdad

“Estado de miedo es, en cierto sentido, la novelización de un discurso que dio Crichton en septiembre del 2003 en el Commonwealth Club de San Francisco. Allí argumentó que el ecologismo es esencialmente una religión, un sistema de creencias basado en la fe, no en los hechos. Para defender esta idea, en la novela se dan datos científicos reales y maquinaciones políticas demasiado reales en los entresijos de su historia.”

Medio Ambiente

La novela de suspense tecnopolítico de Michael Crichton Estado de miedo (HarperCollins) gira en torno a una noción controvertida: que todo lo que llevamos escuchando acerca del calentamiento global — casquetes de hielo polar fundiéndose, sistemas climáticos en confusión catastrófica, tiempo de playa en enero — puede estar en el mejor de los casos mal orientado y en el peor de los casos terriblemente equivocado. Es el Código DaVinci con hechos reales y junto con un tipo diferente de fe.


 


El libro arranca con el asesinato de un estudiante norteamericano de licenciatura que estudia la dinámica de las corrientes oceánicas (Estado de miedo es el tipo de novela que hace parecer atrevida hasta las ocupaciones de pardillo). Un propietario de un yate que alquila submarinos de profundidad en Vancouver también es asesinado, al igual que un hombre que compra cables guía de cohetes ilegales en Londres.


Pronto sabemos que tal masacre está siendo coordinada, o así lo parece, por Nick Drake, un clon de Ralph Nader — intenso, de miras estrechas y (mis disculpas a los muchos fans de Nader) trastornado. Él es el presidente de National Enviromental Resource Fund, o NERF, una organización ecologista radical fundada por abogados, no por científicos. La organización está modelada claramente a imagen del Natural Resources Defense Council, cuyo presupuesto anual es casi el mismo: 44 millones de dólares. Drake planea crear una serie de grandes desastres naturales creados artificialmente para impulsar su agenda ecologista ideológica.


 


Pero su plan se ha topado con algunos obstáculos. El mayor contribuyente de NERF, el playboy multimillonario George Morton, se ha desilusionado con Drake; y un científico omnicompetente del MIT llamado John Kenner está cerca de desentrañar los planes de Drake. La acción que surge se extiende desde los fundentes casquetes de la Antártida y las inundaciones relámpago del desierto de Arizona hasta un tsunami en el sur del Pacífico.


 


Estado de miedo es, en cierto sentido, la novelización de un discurso que dio Crichton en septiembre del 2003 en el Commonwealth Club de San Francisco. Allí argumentó que el ecologismo es esencialmente una religión, un sistema de creencias basado en la fe, no en los hechos. Para defender esta idea, en la novela se dan datos científicos reales y maquinaciones políticas demasiado reales en los entresijos de su historia.


 


Kenner utiliza los datos para refutar las aserciones exageradas de Drake de que la humanidad se dirige hacia el desastre medioambiental. Por ejemplo: contrariamente a las afirmaciones de que la creciente temperatura global fundirá los casquetes polares de Greenland y la Antártida, elevando así el nivel del mar catastróficamente, la temperatura media sobre Greenland ha caído desde 1987 a una media de 2,2 °C por década. En lo que respecta a la Antártida, [la temperatura] lleva cayendo desde hace 50 años. Crichton también divulga correctamente que Nils-Axel Mörner, un profesor de geodinámica de la Universidad de Estocolmo, ha descubierto “una ausencia total de cualquier incremento del nivel del mar”, y en su lugar descubrió pruebas de un descenso del nivel del mar durante los últimos veinte años.


 


¿Qué hay de la tendencia de la temperatura media global, una cuestión central para el desarrollo de Estado del miedo?. Según los datos de los satélites, desde 1978 el planeta lleva calentándose a un ritmo de 0,08°C por década. La aritmética simple revela que, si el ritmo continúa, el planeta se calentará 0,8°C hacia el final del siglo. Eso comparado con un incremento de 0,6°C durante el siglo XX. No hay catástrofe. De hecho, Crichton hace que uno de sus personajes observe el presunto efecto reductor del calor del Protocolo de Kyoto costosamente inútil.


 


Estado de miedo también trata otros miedos ambientales. Por ejemplo, Crichton destaca cómo se han perdido millones de vidas a causa de la malaria debido a la prohibición mal concebida sobre el pesticida DDT. Refuta la noción de que los cables eléctricos estén causando una epidemia de cáncer, y que 40.000 especies se extingan cada año. Tales hechos ayudan a contradecir la sabiduría convencional que escuchamos a diario en la vida real y que, en Estado de miedo, actúa como una fuerza impulsora para los personajes activistas no tan admirables.


Crichton pone a los alarmistas justamente en su lugar a lo largo de todo Estado de miedo. Pero el autor no es 100 por cien preciso. El profesor Kenner del MIT afirma en un momento determinado que “los grupos ecologistas norteamericanos generan medio billón de dólares al año”. La cantidad real sólo para los 12 lobbies ecologistas más grandes de Estados Unidos en el 2002 fue casi de 2 billones de dólares. Eso compra un montón de influencia en Washington. Un modo de mitigar ese efecto es leer Estado de Miedo — un libro tan informativo como entretenido. Y es muy entretenido.


 


El corresponsal científico Ronald Bailey es editor de Calentamiento global y otros eco-mitos (Prima) y autor de Biología de la liberación: la defensa científica y moral de la revolución biotecnológica (Prometheus Books), de próxima publicación.

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