Apoyar al marido tras un escándalo es una tendencia cada vez menos presente en las mujeres estadounidenses: este mes, las esposas de dos hombres públicos que fueron descubiertos engañando -sexual y financieramente- declararon abiertamente que la conducta de sus maridos es escandalosa.

AMÉRICA / Por el cambio generacional

Ruth Madoff, ante la condena de 150 años de prisión de su marido Bernard por timar a inversores con una estafa piramidal, afirmó sentirse avergonzada y engañada” por un hombre al que había conocido durante medio siglo: “El hombre que cometió este horrible fraude no es el hombre al que conocí todos estos años”.

La semana pasada, después de que el gobernador de Carolina del Sur, Mark Sanford, admitiera con lágrimas en los ojos una relación extramarital con una mujer en Argentina, su esposa, Jenny dejó pocas dudas sobre lo que pensaba: “me da igual su carrera política. Yo estoy preocupada de mi familia y la situación de mis hijos”.

Varios analistas políticos comentaron que esa nueva actitud refleja un cambio social y generacional, al menos para algunas mujeres en Estados Unidos. “El viejo modelo no funcionaba”, explicó Karlyn Bowman, analista de opinión pública del American Enterprise Institute.

Una mujer sumisa, un arma

Por supuesto, la esposa sumisa sigue siendo un pilar público para muchos hombres que se enfrentan a un escándalo. Un claro ejemplo de ello es la mujer de Eliot Spitzer, ex gobernador de Nueva York, Silda, cuyo silencio se volvió a favor del político cuando admitió frecuentar prostíbulos.

Hace unos años, la entonces primera dama, Hillary Clinton, estuvo junto a su marido, el presidente Bill Clinton, cuando se destapó su romance con la becaria Monica Lewinsky en la Casa Blanca, a fines de los años 90.