Los “desafíos sin precedentes” generados por la pandemia de coronavirus no evitaron que 18 países llevaran a cabo ejecuciones en 2020.

DERECHOS HUMANOS

La ONG Amnistía Internacional ha publicado hoy su último informe sobre condenas a muerte y ejecuciones, en el que destaca que los “desafíos sin precedentes” generados por la pandemia de coronavirus no evitaron que 18 países llevaran a cabo ejecuciones en 2020.

La organización revela que, a pesar de que en 2020 se registraron las cifras más bajas de ejecuciones en un decenio por tercer año consecutivo, algunos países mantuvieron o incluso aumentaron el número de ejecuciones llevadas a cabo. Sería el caso de Egipto, que el pasado año triplicó su cifra anual de ejecuciones respecto a 2019. En el caso de China, la organización pro-derechos humanos destaca que el país clasifica todas sus ejecuciones y condenas a muerte como secreto de Estado, impidiendo así el escrutinio independiente. Sin embargo, se cree que China ejecuta a miles de personas cada año, lo que le convierte en el mayor ejecutor mundial, por delante de Irán (con al menos 246 ejecuciones registradas), Egipto (con un mínimo de 107), Irak (con 45 ejecuciones como mínimo) y Arabia Saudí (con 27 ejecuciones cometidas).