¿Y, Trump a qué juega?
El duelo por la Casa Blanca, además de los tintes tragicómicos a causa de la edad de los dos principales contendientes y el modo cómo se aborda la importante cuestión judicial que sigue afectando a Trump, adquiere, cada día que pasa, mayor relevancia internacional. Si ya de por sí la política interna de Estados Unidos es, siempre, política internacional, en estas elecciones la cuestión es más evidente. Está claro que Donald Trump busca el escándalo en su camino de regreso a Washington. El problema es que, en su propósito de escandalizar y profundizar en las enormes grietas de la sociedad estadounidense, Trump está haciendo el juego al despotismo de Vladimir Putin. El aislacionismo al que juega Trump y el desprecio que quiere demostrar hacia la Unión Europea han propiciado que la Comisión Europea y la propia Secretaría de la OTAN respondan inmediatamente a sus provocaciones acerca de la seguridad internacional.