La profunda sintonía entre los pueblos
No invitar al Rey de España, a la toma de posesión del cargo como presidenta de México, me parece que es un acto deliberado de un enorme poder simbólico que enlaza con la línea mantenida por López Obrador y eleva a política de Estado un absurdo e injusto revisionismo histórico. México no existía en 1521 cuando Cortés tomó la capital del Imperio azteca. No se trata de sublimar las relaciones entre España y México, ni tampoco desconocer que ese mestizaje, origen del México de hoy, es el que permitió que México fuera, durante siglos, la Nueva España. Sheinbaum no es la propietaria de esa parte de la historia. Felipe VI no ha estado en el Palacio Legislativo el 1 de octubre, pero Sheinbaum tampoco podrá alterar un ápice la profunda sintonía entre los pueblos mexicano y español.