// CARTAS AL DIRECTOR

La ultratontería

Seguramente que hemos pensado muchas veces que ‘ultra’ es un calificativo despectivo de extremista, pero ultra también significa ‘más allá’: ultramar, ultraligero, ultramarino. La moda dicotómica de dividirlo todo en buenos y malos, ultraderecha o ultraizquierda no permite percibir con claridad a los ultratontos porque son gente que está por todas partes y son los que piensan que todos los demás son tontos ya que se resisten a pensar y actuar como los ultratontos quieren o creen. Y es que la ultratontería se extiende peligrosamente cuando alguien quiere avasallar, imponerse, dominar, sin percibir que eso es imposible, porque la gente no es tan tonta. Lo hemos visto con el anciano que se quejaba del maltrato que le daban los bancos a él y a los de su edad, y lo vemos con los intentos de algunas feministas y/o dirigentes políticos de cualquier bando, empeñados en llevar la contraria a la normalidad y querer controlar, por ejemplo, la enseñanza para que en las aulas se explique sólo y todo lo que ellos consideran oportuno, creyendo que así los jóvenes acabarán pensando como ellos, ya que con los mayores es imposible llevarse bien porque están contaminados con falacias antiguas, difíciles de destruir.

Jesús Martínez Madrid

Occidente, cada vez más solo

Bruselas fue el día 24 de marzo el centro del mundo, con la presencia de Joe Biden y las cumbres de la OTAN, la UE y el G7. Esa es, al menos, la idea que quisieron proyectar los participantes. “Va a haber un nuevo orden mundial y tenemos que liderarlo”, decía el presidente de EE.UU. antes de emprender rumbo a Europa para ponerse al frente del en otro tiempo llamado “mundo libre”, y preservar la unidad de acción frente a la agresión de Rusia a Ucrania. Hubo un llamamiento a China para que deje de apoyar a Putin, señalando así claramente a las dos potencias que, de una u otra forma, están cuestionando las reglas de juego internacionales. El problema, sin embargo, no se detiene ahí.

Jesús Domingo Martínez

La dictadura ideológica

Hoy encontramos muchos que están empeñados en llevar la contraria a la normalidad y querer controlar, por ejemplo, la enseñanza para que en las aulas se explique sólo y todo lo que ellos consideran oportuno, creyendo que así los chavales acabarán pensando como ellos, ya que con los mayores es imposible llevarse bien porque están contaminados con falacias antiguas, difíciles de destruir. Lo que pasa es que los mayores, los más mayores, recuerdan asignaturas, como la ‘formación del espíritu nacional’, que sólo servía para aborrecer a los presuntos dictadores que trataban de enseñarla y reírse de ellos por lo bajini, a la espera de mejores tiempos en los que ya no habría imposiciones ideológicas, sino enseñanza para aprender. La dictadura ideológica tiene poco recorrido entre la gente joven de entonces y de ahora.

Pedro García

La cultura y las próximas generaciones

Cultura viene de cultivar y puede entenderse como el terreno que recibe la semilla de la verdad y la protege en su crecimiento. Sin embargo, en demasiados ámbitos la cultura ha dejado de ser lo que es, haciendo infecundo el sistema social. Aun así, no está todo perdido… Primero, porque el pensamiento y la vida intelectual existen más allá del debate público y de las modas: mostremos a los jóvenes referencias sensatas, que abundan en tantos siglos de civilización occidental y que también pueden encontrarse en la actualidad. Segundo, porque no hay mejor invernadero que el hogar: allí se puede controlar la temperatura, la humedad y otros factores ambientales para favorecer el desarrollo de nuestras plantas. Si hay que volver a la agricultura de subsistencia, la recuperamos. Y si llega el día en que tengamos que celebrar nuestras fiestas en la clandestinidad, haremos una fiesta en el jardín.

José Morales Martín

Dando largas

Cuando hace seis meses la Unión Europea empezó a estudiar las medidas adecuadas para hacer frente a la inflación que empezaba a dispararse, la impresión generalizada fue que la subida de los precios era temporal y que no había que dramatizar la situación. De ello se hizo eco con entusiasmo el Gobierno español, que apenas retocó las tarifas de la electricidad. Tuvo que venir la invasión de Ucrania para que Europa descubriera sus debilidades económicas y entendiese que la espiral de los precios de la energía y los alimentos era ya imparable. Algunos países, como Francia, han adoptado ya medidas excepcionales para paliar la subida de la gasolina y la luz, con un coste presupuestario que puede rebasar los 25.000 millones de euros. Aquí hemos tardado mucho más en tomar alguna media que tampoco solucionan ningún problema.

Domingo Martínez Madrid

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