Martes, 30 de abril 2024
Abandonar la democracia, ambiente pacifico para resolver los problemas, presupone dejar la construcción del propio destino en manos de un dictador, quien, por lo general, se arropa, hasta conseguir todo el poder, en un poncho de cordero.
Mirando hacia varios países de América Latina, Bolivia, Venezuela, Ecuador y, ya podemos incluir a la Argentina, nos damos cuenta que las mayorías no siempre tienen razón. Y eso, sin recurrir al ejemplo paradigmático del voto mayoritario, que permitió a Hitler llegar al poder.
Muchos argentinos se preguntan qué podemos festejar en el Bicentenario.
El sistema democrático no es una panacea pero es el único que permite plantear los problemas y discutirlo…
Por otro lado los capitales se esfuman, como por arte de magia, asustados de las políticas kirchneristas que les generan inseguridad e imprevisibilidad.
Los Kirchner no se han conformado con poner palos en la rueda de la actividad privada sino que han comenzado a gastar muy por encima de los recursos genuinos…
“…Las recetas de Alberdi recetas no son otras que las que hicieron rico a Argentina en épocas pasadas y están haciendo prosperar a países que antes estaban sumidos en la pobreza…”
“…Con los Kirchner la prédica nacionalista y antiliberal, contraria a la Constitución de 1853, se enquistó en la cultura política y económica de los argentinos…”
Retrocedimos como país a partir del 2001, nos estancamos y la calidad de vida de los argentinos se deteriora día a día. El gobierno dejó de proteger los derechos individuales, se introdujo dentro de la esfera personal de los ciudadanos, invadió la propiedad privada, violando las leyes de la República.
“…Kirchner, si quiere mantenerse en el poder necesita urgentemente dirigirse, con la cabeza gacha, al Fondo Monetario Internacional…”
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