Todas las informaciones que provienen de Venezuela son funestas. Lo que parecía imposible ya es una realidad: Nicolás Maduro ha conseguido gobernar con mayor desatino que su predecesor Hugo Chávez.
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Viernes, 17 de mayo 2024
Todas las informaciones que provienen de Venezuela son funestas. Lo que parecía imposible ya es una realidad: Nicolás Maduro ha conseguido gobernar con mayor desatino que su predecesor Hugo Chávez.
“No exageres. España no es Venezuela y aquí no se va imponer el populismo”.
Nos guste o no, las estrellas de Hollywood suelen ser el referente de muchas mujeres a la hora de medir la belleza.
Paciencia Melgar y Teresa Romero aún no se han conocido, pero el azar las ha convertido en hermanas de sangre que a su vez pueden salvar a otros de la pesadilla de la que ambas han escapado.
Venezuela agoniza bajo el peso de un modelo político que implantó Chávez y que se ha perpetuado al mando de su sucesor y aprendiz Nicolás Maduro. El país boquea como un animal mortalmente herido y lo que se cierne sobre los venezolanos es la desesperanza del encierro asfixiante
Ahora se ha sabido que después de que secuestraran a Sotloff en Siria hace un año, sus conocidos se apresuraron a borrar todo rastro de él en Internet que revelara que era judío y tenía doble nacionalidad estadounidense-israelí.
Una metáfora sutil de la vida misma y la posibilidad de hacer una pirueta a lo Houdini y aparecer en otra parte. Lejos de donde nos esperaban y adonde nunca llegamos.
Sin duda, la gran preocupación de los españoles es salir del largo y oscuro túnel que les devuelva la confianza en las instituciones y en su propia capacidad individual de salir adelante. Al fin y al cabo, no es la primera crisis que atraviesa el país y en otras épocas mucho más negras y difíciles como lo fue la posguerra.
El nuevo Rey no quiere (ni puede) abstraerse de esta dolorosa realidad que mantiene atrapados a los españoles en un escepticismo que socava cada día el impulso necesario para que una sociedad sea productiva, dinámica, creativa y con horizontes. Y esta cronista avala que en las calles se respira un ambiente aletargado que ha hecho del desánimo la triste bandera de muchos
A la hora de pensar en una ciudad literaria, además de París nos viene a la mente Manhattan. Una metrópoli que ha inspirado a Edith Wharton, Henry James, John Dos Passos, J.D. Salinger, Truman Capote, Paul Auster, Oscar Hijuelos, o Bret Easton Ellis entre un sinfín de novelistas.
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