Sería una pena si las crecientes cargas tributarias —como tasas corporativas más altas— fuesen a desacelerar los motores del crecimiento y socavar este feliz periodo de expansión económica. Desafortunadamente, una combinación tóxica de expansión excesiva del Estado y de consejos mal concebidos de ONGs con buenas intenciones podría lograr exactamente eso.
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