El Vaticano y el gobierno de Pekín rompieron relaciones diplomáticas en la década de los años 50.

Histórica medida de la Iglesia
El papa Benedicto XVI cumplió un paso histórico para normalizar la situación de la Iglesia Católica en China, la cual se debate entre una división interna, la clandestinidad y la inexistencia de relaciones diplomáticas.

La sala de prensa vaticana dio a conocer una carta especial enviada por el pontífice a los fieles de China, la cual orienta sobre la labor pastoral cotidiana y reafirma la disposición a mantener un diálogo franco con las autoridades para normalizar los vínculos.

“Sigo con particular interés también los problemas de todo el pueblo chino hacia el cual nutro un vivo aprecio y sentimientos de amistad”, explicó el máximo líder de la Iglesia Católica en la misiva.

“Auguro ver pronto instaurados los caminos concretos de comunicación y colaboración entre la Santa Sede y la República Popular de China porque la amistad se nutre de contactos, de compartir sentimientos en las situaciones buenas y malas”, agregó.

Benedicto XVI reconoció asimismo estar consciente que el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre El vaticano y China “llevará tiempo y presupone la buena voluntad de las partes”.

“Por su parte, la Santa Sede permanece siempre abierta a las tratativas necesarias para superar el difícil momento presente, (porque) esta pesada situación de malentendidos y de incomprensiones, de hecho, no ayuda a la autoridad china ni a la Iglesia”, añadió.

El Vaticano y el gobierno de Pekín rompieron relaciones diplomáticas en la década de los años 50 tras el establecimiento del régimen comunista en la nación asiática, donde la comunidad católica se dividió entre “oficiales” y “clandestinos”.

Los “oficiales” son reconocidos por la Asociación Patriótica de los Católicos Chinos y por el gobierno, pero repudiada por Roma, mientras los “clandestinos” están dispersos en comunidades fieles a algunos obispos reconocidos por el papado.