La empresa española Gas Natural podría participar en la privatización de la compañía francesa Gaz de France, un proceso que acaba de comenzar.

PROCESO ABIERTO
La política de liberalización energética europea obliga a Francia a transformar
a sus entes públicos energéticos, la eléctrica EDF y Gaz de France, en
sociedades anónimas. Gaz de France se lanza a este proceso con una tarjeta de
presentación muy apetecible: 31.000 millones de euros en activos y unos
beneficios de 910 millones en 2003.

Sin embargo, las condiciones de la
privatización todavía no se han definido desde las autoridades energéticas
francesas. El Estado ya ha advertido de que el mantendrá el 70% de Gaz de
France, y ha señalado que un 15% de lo que pudiera salir a venta se reservará
para los trabajadores, que tendrán un puesto en el consejo de administración
siguiendo el modelo de corresponsabilidad sindical alemán. La fuerte presión de
los sindicatos está influyendo en estas decisiones y está retrasando el
calendario del proceso.

El Gobierno ya ha señalado que no se abrirá el
capital de las empresas de gas y electricidad antes de un año y sólo si se
demuestra que se necesita financiación, algo que decidirá una comisión integrada
por parlamentarios y representantes de los trabajadores, lo que podría alargar
el proceso hasta mediados de 2005.

Si finalmente se materializase la
intervención de Gas Natural, esta compra se enmarcaría en la estrategia de
integración en el arco mediterráneo que el grupo está constituyendo a través de
sus activos en España, y de sus inversiones en Italia, además de las que está
negociando adquirir en Grecia.

En medios financieros especialistas en
fusiones y adquisiciones se advierte que si la pasada década de los noventa fue
la del desembarco español en América Latina, está estará marcada por las
operaciones transnacionales en el espacio europeo.