Europa, Política

La estrategia de salida de la ONU en Kosovo – no hay ninguna

Dicho a las claras, no existe ninguna estrategia de salida de la ONU en Kosovo. Kosovo ofrece una oportunidad para practicar el nation-building. En contraste, el plan Ahtisaari significa la división de Kosovo y nuevos conflictos en los Balcanes.

Stephen Schwartz
ES UN MOMENTO convulso en el sureste de Europa, donde el autobombo se mezcla con los apremios del 50 aniversario de la Unión Europea. Rumanía y Bulgaria, ninguna de las cuales tiene gran cosa que ofrecer en el sentido de instituciones estables o desarrollo económico, son ahora estados miembros de la UE. Uno de los primeros efectos de la adhesión rumana fue la súbita aparición de un bloque de diputados anti-judíos revisionistas del Holocausto en el Parlamento Europeo, incluyendo cinco representantes del neofascismo crudo del Partido de la Gran Rumanía (GRP). El GRP está encabezado por Corneliu Vadim Tudor, un antiguo cortesano del dictador comunista de Bucarest, Nicolae Ceausescu. La llegada del quinteto del GRP ponía los cimientos en la Euro-legislatura para levantar un caucus con el lema "Europa de las Tierras Patrias", que incluye también a elementos políticos tan atractivos como el Frente Nacional francés, el belga Vlaams Belang [Interés Flamenco] y a Alessandra Mussolini, la tataranieta del dictador italiano.

Rumanía logró el acceso a Europa mientras que Croacia, sin ningún partido obsesionado contra los judíos significativo, permanece excluido gracias al chantaje político de Serbia, que exige que antes de que los croatas ingresen en la Unión Europea, deben apoyar a los serbios que iniciaron una violenta guerra contra ellos en 1991. El chantaje serbio y las oscuras prácticas rumanas son visibles por todas partes. El régimen de Belgrado agita en contra de cualquier forma de independencia para Kosovo, mientras que la policía rumana que sirve junto con la Misión de Naciones Unidas en Kosovo (UNMIK) se distinguía matando a dos participantes de una manifestación en febrero celebrada por el popular movimiento nacional albano kosovar, conocido en albano como Vetëvendosje, o Autodeterminación.

Once policías rumanos han sido repatriados a Bucarest, ignorando una petición de la UNMIK de que permanecieran en Kosovo mientras finalizaba la investigación de los dos muertos. Las víctimas del asesinato, Arben Xheladini, de 35 años de edad, y Mon Balaj, de 30, fueron alcanzadas por pelotas de goma. En el mismo incidente, 82 personas resultaron heridas por fuego rumano bajo los colores de la ONU. Y Albin Kurti, el expresivo líder del movimiento Autodeterminación, está ahora encarcelado confinado en una celda sin ventanas y sin espacio para caminar y con media hora de luz al día.

Demencialmente, el 24 de marzo conmemoraba el octavo aniversario del bombardeo de Serbia por parte de la OTAN, que pretendía liberar a los albano kosovares de las crueldades de la dictadura de Milosevic. Aún así, una década más tarde, el territorio sufre aún constantes cortes de electricidad, una tasa de desempleo superior al 50%, y los renovados esfuerzos por devolverlo al dominio serbio. La última jugada en busca del último objetivo es algo denominado "independencia supervisada", tal como es recomendada por Martti Ahtisaari, enviado especial de la ONU a Kosovo. Bajo el plan de Ahtisaari, los detalles del cual son ya públicos, Kosovo será dividido, con el mayor porcentaje de su territorio dedicado a enclaves serbios bajo protección de la ONU.

El documento de Ahtisaari destaca por la manera manipulaba en la que presenta las ideas sobre la mesa en Kosovo. Se refiere a lo siguiente como "temas prácticos", como si fueran pequeños detalles que deberían solucionarse con facilidad:

"Descentralización", que significa devolver un tercio del territorio a control serbio;

"Derechos de la comunidad", es decir, proteger a los serbios en sus enclaves, flanqueados de tropas de la ONU;

"Protección de la herencia cultural y religiosa y los temas económicos", discutido abajo.

Esto no son "temas prácticos". Estos son los temas que definen las realidades esenciales de Kosovo. Tratarlos como triviales es peor que absurdo. Además, el memorando Ahtisaari alude a "la violencia albana perpetrada [contra los serbios] en el verano de 1999 y en marzo de 2004" como "habiendo dejado una profunda huella". ¿Qué hay de "la huella" de los 2 años, 1998-1999, en los que terroristas serbios asesinaron a miles de niños albanos, entre otros civiles? ¿Qué hay de los 86 años anteriores de opresión serbia en el territorio?

Decir que éste no era el resultado esperado cuando la OTAN bombardeó Belgrado es ser amable. El nuevo mapa del Kosovo "independiente" deja los principales recursos naturales, incluyendo el agua, en manos serbias, junto con las minas y los demás activos económicos. Además, el entramado Ahtisaari declara a los monasterios cristianos ortodoxos construidos en Kosovo antes de la conquista de los turcos en el siglo XIV — estructuras reclamadas por las comunidades albana, búlgara y otras comunidades ortodoxas que dominaron el territorio en el pasado y cedidos a los serbios por las autoridades otomanas a efectos fiscales — enclaves de herencia serbia. Así se recompensan décadas de terror culminando en la tentativa de genocidio de 1998-99 al 5% de la población de Kosovo en el mejor de los casos.

El embajador norteamericano ante la ONU John Bolton comentó en la BBC a lo largo del fin de semana 24 de marzo que "Irak es Yugoslavia en árabe". Mientras que el embajador Bolton aludía claramente a la posibilidad de que Irak pudiera fragmentarse en mini-estados sunní, chi´í y kurdo, un paralelo mucho más apropiado puede extraerse entre los árabes iraquíes sunníes y los serbios. En ambos casos, la diplomacia internacional ha asumido la postura de que los que antes fueron el tormento de la gran mayoría deben ser cortejados en nombre de los derechos humanos.

Además, la aplicación de tal política en Kosovo reproduce la misma opción inmoral impuesta a Bosnia-Herzegovina, e indica el destino que espera a los iraquíes si los Estados Unidos fueran a, como exigen algunos, entregar Irak al control de la ONU.

El encarcelado Albin Kurti y el Movimiento Autodeterminación tienen serios problemas con el "proyecto" Ahtisaari. Según los críticos, las propuestas Ahtisaari bloquearán la privatización, así como la devolución de las cuentas bancarias pertenecientes a los albano kosovares y los fondos de pensiones que se les deben, los cuales fueron expropiados por el régimen de Milosevic. El texto Ahtisaari afirma con falsa inocencia que la UNMIK "no ha logrado desarrollar una economía viable" en Kosovo, como si esto fuera accidental o peor, culpa de los albanos. Pero el rechazo por parte de la UNMIK a abastecer las necesidades económicas fue y sigue siendo una política deliberada, no una curiosidad. Desde el punto de vista de Ahtisaari, Naciones Unidas continuaría controlando la administración política, las tropas extranjeras seguirían manteniendo una paz agitada, y los sistemas sanitario y educativo, que vienen sufriendo un abandono extremo en los últimos ocho años, se desintegrarían.

Dicho a las claras, no existe ninguna estrategia de salida de la ONU en Kosovo. Mientras que la tragedia de una Bosnia-Herzegovina dividida parece irremediable en apariencia, y muchos americanos están convencidos de que Irak empeora a diario gracias a un estamento mediático americano hostil, Kosovo ofrece una oportunidad para practicar el nation-building. En contraste, el plan Ahtisaari significa la división de Kosovo y nuevos conflictos en los Balcanes.

Estados Unidos debería decir no a "la independencia supervisada" de Kosovo y, en su lugar, debería apoyar las aspiraciones de la mayoría albana que creía que América defendía la democracia, la iniciativa y la transparencia cuando las bombas empezaron a caer sobre Belgrado en 1999.

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