La llamada prensa vegetal desaparecerá totalmente. Durará hasta que aquellos que aún ven en el papel la forma más eficiente de publicar información se pasen a soportes mejores o se resignen a hundirse en el Titanic mediático.
El pasado viernes tuve el placer de reencontrarme en Madrid con un magnífico periodista y mejor amigo. Por cuestiones profesionales, hacía tiempo que no hallábamos un hueco para poder sentarnos en una mesa y charlar sobre lo humano y lo divino en los medios de comunicación. El sitio por él elegido –un antiguo restaurante de cocina alemana, detrás de un previsoramente fortificado Congreso y a escasos metros del Teatro de la Zarzuela- se prestaba a la tertulia. Y entre plato y plato, este veterano comunicador me reveló su opinión:
–Gorka, aciertas en la conclusión de tu libro. En unos años, no va a quedar más que un limitado número de cabeceras en papel. Eso sí, las que sobrevivan serán regionales.
–Pero –rebatí- ¿y las nacionales? Posiblemente, alguna se salvará, aunque sea por una cuestión nominal, de prestigio o por mantener una influencia…
–No. Ya lo verás. La prensa regional en papel tendrá algo más de recorrido que la nacional gracias a su vinculación más directa con el entorno.
Para reforzar su análisis de experto, me describió, una por una, la situación que se vive en las redacciones de los principales periódicos españoles: terroríficas caídas de las ventas, expedientes de regulación de empleo, hundimiento de los ingresos publicitarios y un dramático etcétera.
–Hay mucho miedo, Gorka. Esto es el Titanic y los botes salvavidas no salvarán a todos del hundimiento.
El análisis de mi amigo era correcto. A pesar de las decenas de miles de ejemplares enviados a los centros oficiales suscritos y las promociones sistemáticas de DVD, relojes e, incluso, tablets, el hundimiento de los periódicos cuya edición es nacional e impresa es un hecho evidente.
Como señalo en mi libro
Ideas para la prensa digital, El País –la publicación de referencia del grupo PRISA- dejó de vender en los quioscos un 11,17 % de ejemplares durante el primer trimestre de 2012. Esta caída produjo un descenso de la recaudación por venta –lo que se conoce como fuerza de venta– estimado en un 18,22 %, un retroceso del 14,8 % en los ingresos publicitarios y una pérdida del 46,7 % en cuanto a los beneficios operativos. Son unos datos difícilmente soportables a medio plazo.
–¿Por qué crees que la prensa regional podrá aguantar esta situación? –pregunté.
–Son periódicos más segmentados gracias a que se centran en ofrecer una información local. Por ejemplo, dedican muchas páginas y recursos a cubrir las fiestas patronales o la actualidad del equipo de fútbol de la ciudad. Eso aún tiene gancho para los lectores. Además, sufren una menor competencia de los diarios digitales, la mayoría orientados a tener una influencia y repercusión nacional. Las cabeceras regionales en papel aguantarán unos años más. Seguro.
Había vuelto a dar en el clavo. La prensa en Internet aspira a ser hoy nacional y mañana global para poder optar a un mayor número de anunciantes. A día de hoy, lo local queda relegado a un segundo plano. Prueba de ello es que las plataformas publicitarias on-line apenas trabajan con empresas locales y se centran en obtener anunciantes y campañas de lo que se conoce como las grandes cuentas: entidades bancarias, corporaciones cotizadas en el IBEX35 o el Mercado Continuo, grandes empresas de telecomunicaciones, multinacionales, etc.
En gran medida, las pequeñas y medianas empresas están aún fuera del mercado de la publicidad en Internet y siguen optando por anunciarse en los soportes convencionales, como el periódico en papel o la emisora de radio local. Su segmentación y este dinero ayudarán a que las cabeceras regionales sobrevivan unos años más. Aunque esto, por supuesto, tiene una fecha de caducidad.
La ventaja con la que cuenta la prensa local frente a la nacional es que su periodo de transición será algo más prolongado en lo temporal. Si esto se gestiona correctamente, el tránsito del actual modelo híbrido en papel e Internet a lo exclusivamente virtual podrá ser menos traumático para las plantillas, empresas e inversores.
Sin embargo, no cabe duda de que, antes o después, la llamada prensa vegetal desaparecerá totalmente. Durará hasta que aquellos que aún ven en el papel la forma más eficiente de publicar información se pasen a soportes mejores o se resignen a hundirse en el Titanic mediático. No deja de ser una cuestión de tiempo.
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