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Las políticas de Milei empiezan a funcionar y EEUU y la UE deberían tomar nota

Decían que corría demasiados riesgos. Le acusaban también de que no tenía suficiente apoyo político. Y su versión radical de la economía de libre mercado no ofrecía ninguna solución, especialmente en un mundo en el que el Estado es más crucial que nunca, según sus detractores. Cuando el argentino Javier Milei ganó la Presidencia de Argentina el año pasado, no faltaron quienes pronosticaron que duraría lo mismo que la británica Liz Truss.

Y, sin embargo, hay indicios de que la medicina está empezando a funcionar, y eso será importante a nivel mundial, y tendrá consecuencias positivas.

En las dos últimas semanas, los datos procedentes de Argentina han sido mucho mejores de lo que nadie esperaba. En el pasado mes de abril, se prevé que la inflación se sitúe por debajo del 10% -cifra intermensual, es cierto-, frente a un máximo cercano al 300% que se registraba a principios de año. La semana pasada, Milei anunció que el país había registrado su primer superávit presupuestario trimestral desde 2008.

Son unos modestos 0,2 puntos porcentuales del PIB, pero aún así se trata de un logro asombroso en tan corto espacio de tiempo, especialmente para un país que ha tenido déficit durante 113 de los últimos 123 años. “Si el Estado no gasta más de lo que recauda y no emite (dinero), no hay inflación”, dijo el presidente a sus críticos. “Esto no es magia”.

Los mercados de renta fija se han dado cuenta, y la deuda argentina cotiza ahora a máximos históricos en lo que va de década, y el peso ha sido la divisa con mejor comportamiento del mundo en los tres primeros meses del año, según datos de Bloomberg.

Por supuesto, aún es pronto. Hay protestas en las calles y los sindicatos se están movilizando. El Gobierno de Milei puede hundirse en el caos, como ha ocurrido en el pasado reciente a tantos y tantos otros Ejecutivos argentinos. Sin embargo, también hay cada vez más posibilidades de que tenga éxito.

En realidad, Argentina se encuentra sumida en el desastre desde hace décadas y eso tiene un aspecto que se puede calificar de positivo: bastan reformas modestas para lograr una mejora espectacular en el conjunto de su economía.

Si la medicina de Milei funciona, habrá dos lecciones de las que deberían tomar nota los dirigentes del resto del mundo. En primer lugar, hay que ser realmente radical para cambiar el rumbo de una economía. Milei ha cerrado departamentos y organismos gubernamentales en grandes cantidades, ha eliminado los controles de alquiler de la noche a la mañana y ha liberado los precios. Ha sido una terapia de choque.

Resultados en meses

Además, ha demostrado que las reformas radicales del libre mercado pueden funcionar muy rápidamente. No hay que esperar años. Los resultados pueden empezar a verse en meses.

Si Milei tiene éxito, podría incluso marcar una tendencia. En un mundo en el que los responsables políticos de Estados Unidos y Europa asumen que el Estado es más importante que nunca, y no dejan de incrementar su tamaño y sus atribuciones, Milei está tomando un camino muy diferente.

Quién sabe, quizá otros Gobiernos atascados en un crecimiento cero y enormes déficit (como es el caso en Francia, con unos números rojos y un pasivo en su sector público que impedirán que cumpla las reglas fiscales recién reestablecidas por la Unión Europea) se den cuenta y sigan su ejemplo.

Opinión de Matthew Lynn, publicada originalmente en el economista.

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