Autonomía sí, independencia jamás. Así se podría resumir la postura de Marruecos ante la última propuesta de la ONU para tratar de resolver el conflicto del Sáhara.

Sáhara
De disponibilidad sincera y plena califica Marruecos su actitud ante una
eventual negociación sobre un estatuto de autonomía para el Sáhara, después de
que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, presentara su informe sobre el
problema saharaui al Consejo de Seguridad de la ONU.

Marruecos comunicó
a la ONU el 10 de marzo de 2003 sus “reacciones y observaciones” sobre el plan
Baker, aunque consideraron algunos de sus elementos contrarios a sus intereses.
El informe de Annan incluye la respuesta final de Marruecos a la resolución
1.495 del 31 de julio pasado, en la que quedaba de manifiesto la voluntad de
Rabat de lograr un “arreglo político y definitivo de este diferendo regional” y
expresaba su “buena fe” para trabajar para ello junto con la ONU y las demás
partes.

El respeto de la soberanía, de la integridad territorial y de
las bases fundamentales y constantes del reino son los límites puestos por el
Estado marroquí en un comunicado para plantear las negociaciones.

A
partir de aquí, Marruecos expresa su disposición “a negociar un estatuto de
autonomía viable, creíble y definitivo en beneficio de todos los habitantes de
la región”. Dicha solución de compromiso, precisa el comunicado, “pondrían fin a
este diferendo regional y permitiría a los Estados de la región relanzar sobre
bases sanas la construcción de la Unión del Magreb Árabe y hacer frente, en la
unidad y la solidaridad, a los retos políticos, económicos y sociales a los que
se enfrentan”.

Sin embargo, esta declaración supone el rechazo al plan
Baker, que contempla la posibilidad de la independencia para el Sahara
occidental, ya que prevé un periodo de cinco años de autonomía de la antigua
colonia española, que concluiría con un referéndum de autodeterminación.


Para tratar de alcanzar un acuerdo, Annan ha propuesto que la misión de
Naciones Unidas en la zona se prorrogue durante diez meses. Hoy se tomará la
decisión al respecto, aunque todo apunta a que el plazo máximo que conseguirá el
secretario general de la ONU será de seis meses.