Europa, Política

Cruce de debates solapados

Las aguas bajan turbias en las redes sociales. No es nuevo. Pero que partidarios del president Artur Mas y de Oriol Junqueras se echen los trastos a la cabeza en Twitter es un espectáculo inesperado después de tantas reuniones, tantos pactos y tras haber fijado finalmente el día de las elecciones para el 27 de septiembre.Las divisiones afloran también en el universo de las tertulias cuando coinciden simpatizantes de las dos fuerzas independentistas mayoritarias

Lo mismo ocurre en la prensa escrita donde se llegan a utilizar descalificaciones gruesas entre seguidores de CDC y de ERC. Si esto pasa en el minuto cero de la campaña electoral, no sé qué sorpresas nos depararán los ocho meses hasta que se abran las urnas. Es insólito anticipar elecciones anunciadas con tanta antelación. El país se sumerge en las diatribas y descalificaciones de toda campaña. Es lo habitual.
La cuestión se complica si al viaje hacia las plebiscitarias que se pretenden ganar sumando los votos claramente soberanistas se añaden el resto de debates que se cruzarán a lo largo de todo el año en las elecciones municipales, autonómicas y generales. Susana Díaz ha abierto fuego en Andalucía calculando que esquivará la implantación de las fuerzas de Pablo Iglesias en su comunidad.
Los socialistas han gobernado siempre, el índice de paro es el más alto de España y los casos de corrupción afectan a gobiernos enteros de la Junta, con una juez Alaya que habla poco pero instruye mucho. El debate andaluz penetrará de rebote en un sector nada despreciable de la sociedad catalana. Las urnas marcarán también la fragmentación de la izquierda andaluza.
Los casos de corrupción revolotearán sin cesar confundiéndose con las campañas y sus confrontaciones. Cuando llegue septiembre estaremos también en plena efervescencia de las generales con fuego cruzado en todas direcciones. Puede que para entonces haya más de una víctima política tendida en las cunetas de las fricciones partidarias.

Las encuestas en estas circunstancias son inestables. Las que ofrecen más ventaja a Mas le sitúan por encima de ERC pero perdiendo entre seis y diez diputados respecto al 2012. El president navega en solitario. Nadie de cierto rango viene ni va a Europa. Se ha escenificado una ruptura ficticia con el Estado, se han roto los puentes con el Gobierno de Madrid, no hay alianzas a largo plazo con el PSOE o Podemos. Incluso la sintonía con el PNV está deteriorada. No ha roto con Unió pero la sintonía con Duran es mínima. Se construyen estructuras de Estado y, a la vez, los profesionales de la sanidad se quejan amargamente de que no se fortalece el sector sino que se debilita. En el camino hacia la independencia podemos llegar a la ingobernabilidad. Nunca se había hablado tanto de hojas de ruta y nunca había habido tanta incertidumbre. 

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