En su toma de posesión, Putin no ha tenido problemas en afirmar que “Rusia es un país democrático”… cuando justo el día anterior se habían manifestado unas 25.000 personas en la capital lo que se saldó con numerosos detenidos.

“Cambio de guardia en el Kremlin”, aparece en El País para explicarnos que el paso de Medvedev por la presidencia de Rusia se ha convertido en un éxito para Putin, añadiendo el término “medvedismo” para definir una forma de hacer política caracterizada por “grandes proyectos de ley para temas marginales, escasa información y esquemas innecesariamente complejos para dar sensación de actividad”. Un ejemplo de ello es que Medvedev tenía como prioridad la reforma de la policía pero se ha avanzado más bien poco al respecto.

 

Sin embargo, Putin opina lo contrario y sostiene que la Presidencia de Medvedev supuso la modernización de Rusia, país que tiene bajo su punto de vista lo tiene todo para avanzar (base social, economía) y sobre todo, una “sociedad civil activa y responsable” (El Mundo). Para Putin, libertad, verdad y justicia son sus grandes objetivos y cree que también los de sus compatriotas (La Vanguardia).

 

Quizás, como bien informa ABC, la gran reforma que hizo Medvedev fue la constitucional, aquella que permitirá que los mandatos presidenciales duren 6 años, con lo cual “si Putin se presente de nuevo en 2018 podría estar en el poder hasta 2014”.

 

Que la influencia de Putin durante el mandato de Medvedev ha sido algo evidente lo pone de manifiesto la forma de titular de La Razón: “Putin vuelve al Kremlim de donde nunca se fue” y políticos como el nacionalista Jirinovsky creen que ahí se mantendrá hasta 2030.