Política

El DMI: La Izquierda, Lagos y los Verdes

No da igual qué Izquierda se tiene. El ex presidente chileno Ricardo Lagos es un ejemplo de lo que debe ser una izquierda moderna y democrática. Asimismo, los Verdes en Alemania han sido una renovación de la izquierda europea que ha sabido desarrollar un “liberalismo ecológicamente amigable” que respeta el DMI.

Gonzalo Bustamante Kuschel
Bolivia hacia el precipicio, Venezuela hacia la Dictadura y Ecuador de comparsa de Chávez, el panorama Sudamericano invita a pensar sobre cuál es la realidad y el destino de una de sus fuerzas políticas de mayor raigambre popular: La Izquierda (sólo el Populismo como una expresión “conservadora” al estilo de Perón o Vargas le ha podido competir en arraigo popular).
 
La Izquierda latinoamericana desde Gaitán a Allende, pasando por Castro, el Che, la figura mitificada de Sandino, hasta el populismo-militarista de Chávez, ha tenido el sello del fracaso: genera ilusión, promueve revoluciones que fracasan o terminan en la peor de las pesadillas. ¿Qué le ha faltado para generar los logros del laborismo en los países anglosajones, de la socialdemocracia europea o de los demócratas en Estados Unidos?

Es un déficit de DMI, el ADN del desarrollo: Democracia, Mercado e Institucionalidad. Ha preferido regímenes autoritarios o francamente totalitarios a la Democracia; el estatismo (no exento de corrupción) a la capacidad de generar riqueza e innovación del Mercado; y ha privilegiado el contar con un “Duce de izquierda”, de discurso mesiánico, al valor de la institucionalidad partidista y nacional. Se ha favorecido una visión platónica de la política: el discurso de salvación y redención de todos nuestros males antes de afrontar con realismo las dificultades del presente y aprovechar las oportunidades concretas del futuro.

Es en ese contexto donde se debe valorar la figura de Ricardo Lagos. Pocos políticos se han retirado del poder con la popularidad y el prestigio de él, y pocos han visto empezarse a desmoronar ese legado más rápidamente. ¿Cuál es la razón? Se le juzga sólo por logros o fracasos administrativos, como si un Presidente de la República fuese una suerte de “gerente general”. La Presidencia tiene una dimensión política mucho más amplia, es por eso, que una figura como él, que trató de rescatar para la izquierda el DMI, por ese sólo hecho, merece una evaluación más global.

El tratar de conjugar un Estado activo con la participación de los privados formando verdaderos joint ventures, la firma de tratados de libre comercio, el mantener una política de cercanía a Occidente pero no de subyugación ante cualquier aventura de los Estados Unidos, y por último, lo más simbólico de todo, de esa nueva izquierda que el encarna, el sin temor de proponer la nacionalidad por gracia para un empresario como Horst Paulmann. En suma, el mostrar a la izquierda un camino de reconciliación con el poder, con la Realpolitik, generando gobernabilidad, son parte de su legado político y no del administrativo.

Quienes hoy en día se empecinan en demoler su imagen, están hipotecando una figura política que genera estabilidad en Chile y el continente. No da igual qué Izquierda se tiene Lagos es un ejemplo de lo que debe ser una izquierda moderna y democrática. Es la política del corto plazo y la ganancia mezquina, muchas veces para tapar su propia incapacidad de generar proyectos, la que sólo trata de ver al “Lagos gerente general”, como si los países fuesen una S.A.

Los Verdes en Alemania surgieron desde los movimientos de protesta y contracultura de loa años 60 hasta transformarse, primero, en un movimiento social y luego político que permeabilizó toda la sensibilidad social (basta pensar en la contribución no menor que realizaron para generar la conciencia ecológica actual de los países europeos) y luego supieron convertirse en una opción seria de gobierno, generando figuras como Joschka Fischer, ex ministro de relaciones exteriores alemán, quien por su prestigio se ha transformado en el primer profesor de Princeton sin título alguno.

Los Verdes han sido una renovación de la izquierda europea que ha sabido desarrollar un “liberalismo ecológicamente amigable” que respeta el DMI.

Es ese tipo de innovación la que requiere la izquierda política de nuestro continente. Una que entienda que la Globalización no es una amenaza, al menos no necesariamente, sino una instancia histórica fascinante, como pocas, llena de oportunidades, que de modo cierto, aunque no milagroso, puede contribuir a mejorar los estándares de vida de nuestra población y permitir que nos acerquemos al desarrollo, pero para eso, sí o sí, se necesita DMI. Por eso Lagos y los Verdes son ejemplos a analizar en un continente donde renace, una vez más, la falta de cordura de los proyectos de discurso y relato total.

Gonzalo Bustamante Kuschel es Profesor de Filosofía Política en la Universidad Adolfo Ibáñez, Chile.

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