La seducción, al igual que la retórica, es un modo de utilizar la persuasión. Esta persuasión, a mi entender, conduce a la gente hacia lo que uno cree que es el camino equivocado.
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Lunes, 25 de septiembre 2023
La seducción, al igual que la retórica, es un modo de utilizar la persuasión. Esta persuasión, a mi entender, conduce a la gente hacia lo que uno cree que es el camino equivocado.
Gonzalo Bustamante Kuschel
Un tipo de persuasión que guía a la gente hacia lo que uno cree que es el buen camino. Persuasión y fuerza no son más que dos maneras diferentes de ejercer el poder.
” Esta idea del recientemente fallecido filósofo norteamericano, Richard Rorty, sintetiza dos ideas fundamentales: existe siempre una retórica del poder, independientemente de la naturaleza de un gobierno; segundo, la persuasión es una herramienta clave para llegar y mantenerse en el poder. ¿Qué nos ha presentado la gran obra de la política éste último tiempo? Veamos tres actos.
Acto Primero: Blair y la retórica de la reconciliación de Wayne Booth Wayne Booth defendía la existencia de una retórica de la reconciliación que buscaba construir puentes entre opciones diversas, una suerte de diplomacia del entendimiento comunicacional.
¿Qué caracterizó la era Blair? Una mirada ligera podría decir: Irak, un fiasco. Más intervenciones militares (directas o de apoyo activo) en Sierra Leona, la ex Yugoslavia, Kosovo…en suma una retórica de la fuerza. Pero una segunda mirada, debería evaluar cuál es la herencia de su gobierno para Gran Bretaña: crecimiento económico, logros educacionales y sociales, el haber devuelto a su partido, el Laborista, a ser una alternativa no sólo viable sino que además exitosa de gobierno.
La Tercera Vía de Blair es una experiencia de la reconciliación de su partido con el poder por medio de haberlos persuadido de la necesidad de asumir la realidad de los cambios de un mundo global donde la ciencia, la tecnología y la libre empresa, una tríada inseparable hoy en día, determinan el accionar político y no el viejo sindicalismo de trincheras. Además, reconcilió a su partido con el pluralismo: desde ateos y agnósticos, hasta cristianos progresistas (él mismo lo es) llegando a una supernumeraria del Opus Dei, fueron parte de su gobierno.
Su Tercera Vía lo ha sido de logros económicos, un rejuvenecimiento del laborismo, éxitos sociales y culturales. Blair, no es sólo Irak.
Acto Segundo: Chávez y la persuasión de Fausto Los 12111 versos del Fausto de Goethe narran la tragedia de muchos hombres (y de parte de la Humanidad) que por ambición son capaces de vender su alma a las fuerzas del Infierno. Éstas últimas siempre se presentan de modo atractivo: Mefistófeles es sensualidad, con sentido del humor, un encantador de serpientes y además alguien que materializa promesas.
¿Cuál es la consecuencia que siempre producen? La misma que experimenta Fausto: la pérdida de la libertad con el ocaso que eso significa para el alma humana. Hugo Chávez, al igual que Mefistófeles, es un encantador: maneja los tonos y las frases para seducir a su Fausto, el pueblo venezolano, especialmente quienes se encuentran en una situación de mayor debilidad social y económica. Y lo más importante les da su Margarita: asistencialismo social, no sólo proveniente del Estado, sino que además del “bolivarianismo”, sentido de orgullo patrio por medio de un discurso antiamericano y sensación de una amenaza inminente que unifique a la población con el Estado, el cual de modo creciente se hace uno sólo con el chavismo.
La retórica Mefistófeliana implica crear demonios. Amos Oz recordaba al recibir el Premio Goethe que para Freud los demonios “no existen, del mismo modo que no existen los dioses; no son más que productos de la actividad psíquica del hombre”. Es así como siempre puede haber uno de turno a quien culpar de todos los males: el interés económico, la globalización, el imperialismo, suma y sigue.
A juicio del escritor israelí, el Fausto de Goethe nos recuerda que el mal es siempre tentador y seductor. Así lo fue Hitler y lo ha sido Castro. Ojala el pueblo venezolano no siga como Fausto una Margarita que siempre tendrá un final trágico.
Tercer Acto: La Derecha Chilena y la retórica de Samuel Beckett Esperando a Godot es la retórica de la no-persuasión, de la esperanza en un mañana que debe llegar, tendrá que ocurrir aquello inesperado que produzca el cambio deseado. Quienes encabezan a los partidos de la Alianza por Chile y sus líderes más visibles, cuales Estragon y Vladimir apuestan a la llegada de Godot, que en éste caso, ni siquiera es un “alguien”, su líder mejor posicionado, Sebastián Piñera, sino que Godot toma la forma de los “errores del contrario”, que sean las faltas del otro lo que produzcan su caída.
Lo propio de ésta retórica es la denuncia, el tono acusador y la falta de propuesta. Se destaca lo que esta mal, que en el caso de la coalición gobernante lo facilita al innovar en desaciertos, pero no se indica qué es lo que uno haría. Se proponen gabinetes en las sombras, que cual ente fantasmagórico, nunca aparece, ni siquiera generan una idea, por obvia que sea. La estrategia es sólo apostar a Godot: Vladimir: Nos ahorcaremos mañana. (Pausa) A menos que venga Godot. Estragon: ¿Y si viene? Vladimir: Nos habremos salvado Sin persuasión, la única opción de la Alianza de llegar al poder, es que se tropiece con él gracias a Godot.
Richard Rorty defendió el liberalismo como contingencia y la literatura como expresión del saber humano. En su obra el Fin del Leninismo señaló que Havel y los firmantes de Carta 77 ofrecieron poesía social en la forma de esperanza y en otra de sus obras indica que las grandes personalidades intelectuales del progresismo americano como John Dewey siempre se caracterizaron por ser pro-activos y partidarios de la Democracia, en contraposición a sus pares franceses que, a su juicio, sólo criticaban, no proponían soluciones y estaban inmersos en un profundo negativismo, sumado a un alejamiento de la realidad. Sudamérica necesita de una retórica política basada en la pro-actividad concreta y que se cimiente en la democracia y la libertad, una persuasión democrática y del emprendimiento. Sólo así podremos tener una poesía de la esperanza.
Gonzalo Bustamante Kuschel es Profesor de Filosofía en la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez (Chile). Gonzalo Bustamante Kuschel Gonzalo Bustamante Kuschel es Profesor de Filosofía en la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez (Chile).
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