Política

Los Pumas y la Señora K

La elección de la Señora K, refleja una tendencia histórica al caudillismo que hunde sus raíces en Hipólito Irigoyen, pasando por Perón…

Gonzalo Bustamante Kuschel
Argentina ha sido noticia en las últimas semanas por dos motivos, básicamente: Los Pumas y la Señora K. ¿Qué reflexión se puede hacer sobre ambos acontecimientos? Clifford Geertz, señalaba que toda colectividad crea sistemas de símbolos y valores mediante los cuales se reproduce la pertenencia grupal. Es en esa representación simbólica donde el Deporte, como una expresión más de la cultura de cualquier sociedad, manifiesta parte del alma de un pueblo. ¿Qué explica el éxito de los Pumas y qué aspecto del “alma argentina” se refleja en ellos? Primero que todo, la idea de que las hazañas son posibles. Hay en la historia de Argentina una aspiración a la grandeza permanente que traspasa su literatura, la filosofía de Lugones y se transmite a la actividad deportiva: Los Pumas, las Leonas, la jerarquía de su fútbol, Vilas, Sabatini, Monzón o Bonavena son reflejo de lo mismo. Es el tesón del Gaucho y su cultura desarrollada en la dificultad de la Pampa, del emigrante que desea establecer que la grandeza de su nueva nación en nada desmerece a la Europa que se dejaba atrás.

El Deporte y la literatura necesitan de espíritu de esfuerzo para su realización, pero además de talento, pasión y profesionalismo. Sin duda que los Pumas son una síntesis de lo anterior. Ese espíritu que combina profesionalismo, cualidades humanas y “arte en su ejecución”, ha sido una constante argentina en la competitividad deportiva, la crianza de animales (no sólo el ganado, basta ver sus logros en la cría de caballos y perros), la literatura y la música, vale decir en todo aquello en donde existe pasión.

La elección de la Señora K, independientemente de los méritos políticos que pueda tener y de que su administración deberá ser juzgada con el paso del tiempo, refleja una tendencia histórica al caudillismo que hunde sus raíces en Hipólito Irigoyen, pasando por Perón, la forma de los gobiernos provinciales, los gobiernos militares y el período de la Oligarquía. Es la falta del espíritu de hazaña en el ámbito público. Argentina ha reemplazado, históricamente, el espíritu de emprendimiento deportivo, tanto en la política como en muchos de sus actores privados, por el discurso fácil, el nacionalismo simple a flor de piel y el clientelismo. La madurez de sus estructuras políticas no se condice con el nivel de otros ámbitos de su cultura. Hay un déficit organizacional en aquello que no produce pasión. El delegar la responsabilidad personal en caudillos mesiánicos es propio de quien desea descansar una obligación en otro.

Las naciones que alcanzan el desarrollo poseen altos grados de profesionalismo en la administración pública y espíritu de emprendimiento del sector privado. Argentina ha carecido de “Pumas” en la política y los negocios. Es de esperar que la nación de Borges, Sábato, Ginastera y la patria que vio nacer a Barenboim y Bruno Gelber, pase de la admiración y la euforia deportiva despertada por los Pumas a la interiorización en otros ámbitos de su ejemplo y carácter y que las organizaciones políticas generadas para las elecciones adquieran estabilidad en el tiempo, para lo cual se deben articular en torno a programas y no personas.

Para Geertz “la cultura es la trama de significados en función de la cual los seres humanos interpretan su existencia y experiencia”. La simbología de la hazaña y del espíritu que anima a los Pumas debe ser el modelo a seguir, no sólo para Argentina, sino para Sudamérica en general. Nuestros vecinos del Norte hace mucho que la incorporaron como elemento dador de sentido y estructurador de su sociedad. El resultado está a la vista.

Y por cierto que la Señora K pueda decir, al igual que Marcelo Loffreda: “misión cumplida”. Good Luck.

Gonzalo Bustamante Kuschel es Profesor de Filosofía Política en la Universidad Adolfo Ibáñez (Chile).

// OTROS TEMAS QUE TE PUEDEN INTERESAR

// EN PORTADA

// LO MÁS LEÍDO

// MÁS DEL AUTOR/A

Menú