Europa, Política

España: Año de fracturas generales

Una de las tendencias generales en toda Europa es la gradual desaparición de gobiernos de un solo partido.

Rajoy ha protagonizado el último debate sobre el estado de la nación como presidente del Gobierno. Ha sido una de las ideas que han flotado en el Congreso tras dos días de debate. No sé quién ha ganado. Ni tampoco si ésta habrá sido la última oportunidad de Mariano Rajoy al frente del Gobierno. En un año de campaña electoral intensísima, cuatro o cinco votaciones según los territorios, se va a cambiar el mapa político español, autonómico y municipal. Puede que Rajoy ya no presida el Gobierno o que siga en la Moncloa con una o varias muletas de partidos con los que se ha cruzado acusaciones severas estos días.

Será un año de grandes fracturas políticas y sociales. La revista The Economist, con la ironía que sabe caracterizar los temas más serios, dice que, aparte de inventarse a Sherlock Holmes y las reglas del fútbol, la Inglaterra victoriana aportó al mundo el bipartidismo que ha durado hasta hoy. La gran fractura se va a producir, según la revista, en las elecciones del 7 de mayo, en las que los verdes radicales, los nacionalistas escoceses, los euroescépticos del UKIP y lo que quede de los liberaldemócratas van a dibujar un mapa que destierre el que un solo partido pueda gobernar con mayoría absoluta en los Comunes.

Una de las tendencias generales en toda Europa es la gradual desaparición de gobiernos de un solo partido.Ya no es posible porque las sociedades son cada vez más plurales y más articuladas alrededor de compactos intereses sociales, culturales, económicos o religiosos. En todo caso, sí que me atrevo a vaticinar que Rajoy, si sigue de presidente dentro de un año, tendrá que utilizar otro tono y otro discurso. Ya no tendrá una mayoría del Congreso que le aplauda cada cinco minutos, diga lo que diga. Podrá defender la unidad de España, pero no desde una inmutabilidad que en política no existe. Aznar fue pactista con CiU desde 1996 al 2000. Luego gobernó en solitario con mano de hierro hasta que el PP perdió en el 2004 frente a un inexperto e inesperado Zapatero.

Las nuevas fuerzas que piden paso, desde la izquierda radical hasta otro tipo de derecha, debilitarán al PP y al PSOE. Podemos y Ciutadans ocuparán territorio y exigirán cuotas de poder o, si no es así, tendrán voz y voto significativo en el Congreso.

Lo mismo puede ocurrir en la Comunidad y en la alcaldía de Madrid. Y en Valencia. La irrupción de Ángel Gabilondo puede ser un revulsivo que reste a Podemos y al PP. Pero tampoco podría gobernar solo. Barcelona será la madre de todas las batallas.

Catalunya no es una excepción. El president Mas puede perder todavía más escaños, según todas las encuestas. ¿Será el turno de Junqueras? Es muy probable que haya ocho fuerzas en el Parlament. La gran cuestión será si el independentismo será mayoritario o es víctima de otras fracturas. Queda más de medio año.

Publicado en La Vanguardia el 26 de febrero de 2015

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