Europa, Pensamiento y Cultura

John Elliott: Haciendo historia

John Elliott es un destacado maestro de historiadores que está brindando últimamente valiosas reflexiones sobre la forma de escribir historia. Este libro recoge esas ideas de forma amplia y sistemática, al paso de una autobiografía del autor ceñida a su quehacer como historiador, aunque no falte alguna anécdota personal de indudable interés.

History in the Making
Autor: JOHN H. ELLIOTT
Taurus.
Madrid (2012).
302 págs.
19 € (papel) / 9,99 € (ePub).
Traducción: Marta Balcells Marcé.

 

Elliott, catedrático emérito de la Universidad de Oxford, es un especialista en Historia Moderna y un hispanista. Su relato de cómo llegó a tomar la decisión de estudiar nuestro pasado es un buen ejemplo de historia cultural de Europa, y también de España, en los años cincuenta. Y como, además, su tesis terminó por tratar de la rebelión catalana del siglo XVII, las resonancias de su tema, su proceso de investigación y la actualidad política confieren a los primeros capítulos especial viveza. La cuestión nacional es en buena medida una cuestión histórica, y precisamente de eso trata el excelente segundo capítulo de la obra.

Impulsado por el efecto que produjo en él la contemplación del retrato del Conde-Duque de Olivares en El Prado, Elliott hizo del estudio de ese personaje meta e instrumento para la comprensión de un periodo que le condujo al cultivo de la biografía. Y eso en un tiempo en que muchos pensaban que los enfoques personales pecaban de reduccionistas e insuficientes comparados con la garantía “científica” de los abstractos enfoques ideológicos. Su talento para trabajar a contracorriente añadió solidez a su obra y puede repasarse en el capítulo que le dedica al asunto.

Otro gran tema del libro es la decadencia. Elliott trabajó sobre la comparación de los imperios británico y español en América para su Imperios del mundo atlántico. España y Gran Bretaña en América (1492-1830) (2006). Lo hizo después de una doble y hasta triple reflexión sobre la decadencia: la que había realizado al estudiar la sensación de decadencia española en la época de Olivares, su vivencia del declive del imperio británico tras la segunda guerra mundial, y su conocimiento directo –trabajó en Princeton unos años– del miedo de los Estados Unidos a declinar.

Si a todo esto se añade que Elliott se ha servido de la Historia del Arte como contrafuerte en la construcción de sus explicaciones históricas, se comprende el interés de estas páginas para entender mejor cómo se ha hecho buena historia de España moderna en estos últimos años. Aunque no solo de España. Hay que volver de nuevo a su capítulo sobre las historias y las identidades nacionales y a su marcado interés por la historia cultural cuando escribe de política para entender la amplitud de muchos de sus juicios. Esa visión amplia, propia del humanista que ha conseguido conocer a fondo un buen periodo de la historia, realza la autoridad de sus juicios sobre la historia atlántica o la historia global como tendencias más recientes.

En definitiva, una lectura muy agradable para los amantes de la historia, que podrá sugerirles nuevas lecturas, iluminará su visión de conflictos contemporáneos y les pondrá de nuevo ante ese inimitable aire condescendiente con que los británicos miran al mundo hispánico, esta vez impregnado de amable benevolencia.

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