Política

La democracia se atasca en Irán

La ola democratizadora en Oriente Medio se ha detenido bruscamente en Irán.

Editorial

En Irán ha sido elegido presidente el ultraconservador, Mahmoud Ahmadinejad, alcalde de Teherán y con pasado fundamentalista en sus espaldas. Ahmadinejad derrotó de forma cómoda a Akbar Hashemi Rafsanjani, un político con una larga experiencia, al asegurarse un 62 por ciento de los votos.

Poco conocido en la política antes de llegar a alcalde de Teherán hace dos años, Ahmadineyad se enorgullece de haber participado en el asalto a la embajada de Estados Unidos en 1979. Un episodio que rompió las relaciones entre ambos países. El 4 de noviembre de aquel año un nutrido grupo de estudiantes, seguidores del fundador de la República Islámica de Irán, el ayatolá Ruhola Jomeini, entró en la Embajada de EEUU en Teherán y retuvo como rehenes, durante 444 días, a 52 ciudadanos de ese país.

Tras la revolución fue comandante de la Guardia Revolucionaria Iraní, el ejército ideológico del régimen que se encarga de velar por la moralidad de los ciudadanos y evitar su “corrupción” por valores capitalistas. Durante la guerra entre Irán e Irak, fue el gobernador de la provincia de Ardabil, en el noroeste del país.

Durante su alcaldía, desplegó una rígida censura en defensa de los valores tradicionalistas islámicos clausurando restaurantes de comida rápida y prohibiendo el lanzamiento de una campaña publicitaria que mostraba la imagen del futbolista británico David Beckham. Sus detractores temen ahora un regreso a las restricciones que siguieron a la revolución islámica.

Con su llegada a la presidencia, muchos vaticinan además, un empeoramiento en las relaciones con Washington. Unas relaciones que, según el nuevo presidente, no son una prioridad. También es muy probable que este reaccionario utiliza su poder para ejercer una sistemática represión a las corrientes políticas que demandan más apertura, que enfríe las relaciones con Occidente y amplíe los lazos con el Tercer Mundo -en especial, con Hugo Chávez-, y que el tema nuclear se eleve al grado de orgullo nacional, entorpeciendo las ya de por sí difíciles conversaciones dentro del Tratado de No Proliferación.

// OTROS TEMAS QUE TE PUEDEN INTERESAR

// EN PORTADA

// LO MÁS LEÍDO

// MÁS DEL AUTOR/A

Menú