Política

Las novedades de ayer, las noticias de hoy, las primicias de mañana

Sí, definitivamente la relación con el despertador es proporcional a la de un ex presidente argentino con su sucesor. Siempre, éste tiene necesidad de silenciarlo aunque sea por un rato.


6.45 AM. Nada más insoportable que el chillido del despertador. Aún dormida,
pego un manotazo, un movimiento reflejo para acallarlo. Confieso: No tengo una
convivencia armónica con ese adminículo de acrílico insolente que ahuyenta a
Morfeo. Me levanto pensando que, la relación hombre-reloj, bien puede
equipararse a la que mantienen Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde. Cuando uno
suena o chilla, el otro se despierta y pega.

Sí, definitivamente la
relación con el despertador es proporcional a la de un ex presidente argentino
con su sucesor. Siempre, éste tiene necesidad de silenciarlo aunque sea por un
rato. Nosotros, debemos a ese inoportuno sonido, el ser protagonistas de la
jornada que comienza. Asimismo, el primer mandatario debe su protagonismo a
quién le llamara en el momento justo. ¿O no es Duhalde quién desvela a Kirchner
desde el primer día? Claro que si Kirchner, abusa de sus deseos, Duhalde irrumpe
hasta ensordecerlo… ¿Cómo responde, entonces, el jefe de Estado? Pegándole a
troche y moche sin consideración alguna. Después habrá tregua o pacto según
convenga… Lo experimentamos días atrás. Lo hemos de experimentar tantas veces,
en lo sucesivo… Y no sea cosa que el personaje –divorciado de su autor- se
duerma en los laureles. Semejante displicencia enfurecería al hacedor, quién no
ahorraría energías en demostrar que se consiguieron gracias a él. Desde ya,
quienes terminamos coronados somos siempre los mismos: Usted, yo y el de
enfrente. Y no, precisamente de gloria. Por eso, mi humilde consejo: Vivamos…
Con quién hemos de morir, nunca se sabe. Intentan de pronto, persuadirnos que lo
haremos con Cristina y no con gloria. Menos aún, con Chiche Duhalde… Pero todo
es posible en esta geografía: ¿No se abrazaron Castells y D´ Elía como Perón y
Balbín? Más allá de estas divagaciones, la mañana parecía similar a otras
tantas. ¿Rumores? Muchos. ¿Noticias? Demasiadas. ¿Discernimiento? Exilado hace
tiempo… Bastante tranquilidad, al menos en el reducido espacio donde tiene lugar
mí desorganizada rutina. Nada alterando la geografía de un escritorio dispuesto
a soportar mis vaivenes con la tinta. Luego, los problemas van emergiendo, con
su propio ritmo a medida que enciendo la radio, la televisión o leo el diario.


Después hago una suerte de verificación empírica para no quedar como
Hamlet, sumida en la duda existencial. Esta consiste en enfrentarme al espejo y
corroborar si acaso, sigo siendo… Y es qué, en trance de confesiones, nada
parece ser muy cierto en estos días… Bajé a comprar el diario sin haber decidido
si buscar el pasquín oficialista qué, en rigor, oficia como un manual de
distorsión histórica rehaciendo a su antojo los hechos; o tentarme con algún
otro de esos que hablan de independencia sin poder disimular, el silencio de las
no rotas cadenas… Como fuese, las diferencias son escasas. Es tal el grado de
improvisación que la redacción de noticias se asemeja a una lotería.


Siempre alguno acierta o quizá, off the record circuló la justa. En
ciertos escenarios, mi escepticismo encuentra una base razonablemente lógica. No
es fácil mantener cordura cuando a una le dicen “Perón Vive” mientras se
conmemora que ha muerto… Debo admitir qué, el General desde su tumba sigue
rescribiendo la historia. Antonio Cafiero estrenó autocrítica, sin ir más lejos,
y confesó sin titubeos que en el gobierno peronista, “hubo totalitarismo”. A la
vejez, viruela… En otro micro-clima, donde Perón sigue siendo Cangallo, no
sabían ya si festejar el deceso o invocar que vuelva. La realidad de hoy – dicen
– supera a la de aquel entonces… Demócratas de gomina me dirían que “estos
episodios ya se han vivido en Argentina”. Qué “se viene Ezeiza II” ¡Cómo si
estuviésemos en un film de Terminador o Robocop! Treinta y siete millones de
expertos en política aseguran enfáticos: “Yo sé como termina ésto” Pero en esa
frase, también se agotan ellos, me agoto yo. Conservadores, liberales,
nacionalistas, de derecha, del medio, de la esquina…, a veces queremos cambiar
la Argentina sin mover un dedo.

Menos que menos, si es menester abrir
cajas o monederos. Mientras caminaba, pensaba que hasta ayer sabíamos quienes
eran los piqueteros buenos, y quienes los malos… Hoy, ellos se agrupan y
nosotros quedamos diezmados: liberales por un lado, nacionalistas por otro, y en
todos lados Narcisos enamorados de sus ombligos… ¿Qué hacemos? ¿A dónde vamos?
Las conspiraciones sólo son bromas de mal gusto, frutos de la imaginación o la
ignominia. Será que los conjurados se reúnen en torno a un exceso de comida o el
rey Baco los distrae de manera que, en instantes ya comienzan a esfumarse las
ideas. Quizá sea la resignación o esa costumbre que también sorprendiera una
mañana a Estragón, mientras esperaba a Godot… De pronto, me pregunto si alguno
de los que arreglan el país en mesas de café sabe qué pasa más allá de la
Panamericana… O si acaso irían a realizar una pesquisa en la villa donde mataran
al piquetero Cisneros, por ejemplo… Las respuestas jamás sacian…. Me interrumpe
el celular. Saludos de rigor y enseguida escucho: -“La derecha se desdibuja,
está dispersa pero todavía no está muerta. El diagnóstico lo sabemos de memoria,
pero a la hora de ejecutar se exacerba el individualismo y no parece haber un
punto en común entre nosotros” – me cuentan. – “Estamos mal”, continúa. “Vamos
peor”- concluye. – “Pero esto se arregla sólo con más y mejor democracia”, dije
convencida de esa sentencia robada a un amigo, lo admito. Lilita Carrió, con un
“look” cada vez más afín a Barrio Parque, dictaminaba ante cámaras que, “cuando
la intolerancia llega, podemos esperar las peores cosas… Kirchner quiere
instaurar un modelo feudal como el que tenía en Santa Cruz…

Es
terrible que tengamos que reconocer que en la década de Menem había más libertad
que ahora” ¡Qué paradoja…! Algunos que, un mes atrás, querían ver a los Duhalde
lejos de esta geografía, hoy dicen en voz baja “Menos mal que Duhalde habla”… Al
paso que vamos, todo antecesor se vuelve un estadista, murmura mi conciencia. Si
mañana en Balcarce 50 entra la dupla D´ Elía-Castells; Kirchner-Scioli pasaran a
ser semi- dioses y Menem directamente un prócer… En Argentina es así. ´Todo
depende del cristal con que se mire´, y al parecer tanto un piquetero como
D´Elía como indudables “derechistas” asisten al mismo oculista. -“Esto es una
guerra” Coinciden de ambos lados. Para algunos, “la declaró Atanasof”; para
otros “fue la policía”. Y es que a esta altura, ya no hay demasiados blancos
donde disparar las culpas. Escasean instituciones a la que endilgarle deudas.
Por ejemplo: acusar a las FFAA, no sería serio. ¿Qué han dejado ileso dentro de
ellas?… – “Convengamos que había más democracia en los cuarteles que en este
escenario donde se miente al pueblo diciéndole que es soberano”, explica un
razonable hombre que supo vestir uniforme en otra época. No sé como llaman los
médicos a esa sensación de haber vivido anteriormente un hecho, pero
últimamente, eso me sucede con frecuencia.

El primer diario que miré,
podría ser tranquilamente una copia textual de aquellos que conservo embebidos
en trementina, amarillentos, quizá para que no me usurpen la memoria con tanto
artilugio, datos y silencios… Una tipografía vistosa engalanaba un titular que
rezaba: “Aumenta la tensión” Algo está pasando cuando nada pasa a simple vista…
Estoy a medio camino sin poder definir qué, ni distinguir siquiera, al elenco de
los protagonistas. Pareciera que el libreto no lleva firma… El pregón afín a los
intereses de turno titulaba: “Mensaje de Sangre”. Hubiese jurado que se trataba
de una película. La fotografía, centrada en aquella portada, dejaba ver un
féretro flanqueado por dos personajes. Podrían ser John Wayne y Charles Bronson.
Pero, a pesar del pañuelo bandolero, no eran ellos. No, tampoco anunciaba una
muestra de arte surrealista… La foto se repetía en otros medios. Debí aceptar
que aquello no era sino una muestra del país, sin distorsión ni retoques ni
coherencia. La cara de Eva Perón en blanco y negro, oficiaba de fondo. La
bandera argentina estaba en segundo plano. La primacía la tenía un largo paño
colorado con la cara del Che. Junto a esa escena dantesca, el periódico
reproducía la opinión del Presidente: “No voy a reprimir con esta policía de
gatillo fácil” ¿Usted, entiende? Parecen extractos de historias sin ilación
siquiera… En ese instante, oí una voz ronca comentando la final entre Grecia y
Portugal. Una actitud refleja, me hizo dar vuelta. Un oficial de policía
conversaba con otro hombre mientras ojeaban un suplemento deportivo. -“Se
terminó el clausura, no más”, suspiró. Todo está tan dado vuelta que no me sonó
extraño ni contradictorio ya que, el torneo Clausura de fútbol tenga cabida la
primera mitad del año, y el Apertura cuando termina… Observé disimuladamente, el
uniforme azul, la tez morena… Ese joven tendría unos 23 ó 24 años. Portaba
orgulloso la placa con su nombre. El Escudo Nacional parecía recién
lustrado.
 

¿Qué culpa tendrá él, de todo ese circo que describen
los diarios?, dudé. Apenas debe ganar por mes 700 u 800 pesos. A cambio, expone
la vida. No parece ventajoso el canje pero está visto que no es la ventaja, lo
que le moviliza. Volví a concentrarme en las noticias. A la imagen surrealista,
le seguía el anticipo de una investigación: “Un negocio en auge: El delito se
lleva $ 845 millones que obtiene al año el crimen organizado en la provincia de
Buenos Aires”. También lo habría leído el oficial de los 700 u 800 pesos… Mi
capacidad de entendimiento estaba al borde de sufrir un colapso. Compré tres o
cuatro diarios ya ni sé…, escogidos en forma aleatoria. Me urgía huir de ahí
antes de volverme loca. No, no me había subido la presión, tampoco me dio una
lipotimia. Se trataba de otra sobredosis de realismo capaz de desequilibrar a
cualquiera que tenga sangre en las venas. Apuré el paso mientras pretendía
ordenar ideas para entender qué pasa, dónde estamos, de qué trata todo esto… En
definitiva, cuál es la trama de esta ficción llamada Argentina. ¿Qué haríamos si
acaso, resultase verídica? La única frase medianamente coherente, que leyera
remitía a un “Hecho policial confuso que provoca sospechas” – ¡Cómo se jugaron!,
dije para mí misma. ¿Hay algo que no sea confuso en esta Argentina? En rigor,
los sospechosos de siempre continúan sobre el escenario… Me preocupaba. Buscaba
el modo y el cómo. Escuchaba, preguntaba… Decidí volver a casa. Seguir en la
calle con tanta portación de noticias podía acarrear consecuencias impensadas…
No sé qué sucedió, al final, con las leyes que propulsara el petitorio Blumberg,
pero esa pila de papel y tinta que acarreaba bajo mi brazo era, lisa y
llanamente, un arma letal. Nadie con dos dedos de frente podría andar
plácidamente, con esa suerte de material radiactivo en forma de matutinos… Una
vez en mi hábitat, me sentí más protegida. Di vuelta las páginas sin prisa.
“Frenan una ley que pide el FMI”… ¿Por qué habría de sorprenderme si se frenan
aquellas otras que la gente necesita? “Cada vez son más las villas miseria…
¡Bravo, se dieron cuenta! “El presidente volvió de viaje y todo le salió de
maravillas” Crónica que deben guardar en parrilla. Se lee inexorablemente cada
vez que hay una gira… Me perdí en la nada que parecía aún, más vasta de
novedades que la tinta de aquella mañana… No sé si acaso me dormí o qué efectos
produjo la lectura. Sí sé qué, de golpe, el diario que estaba leyendo empezó a
decolorar los textos. Las fotos adquirían matices sepia como si fuese una
publicación de otra época. Pensé que mis ojos me jugaban una mala pasada por el
abuso de horas frente a la pantalla. Releí entonces: “El Ministerio de Bienestar
Social aclaró que el anuncio realizado desde Presidencia de la Nación, se
refiere a los préstamos para viviendas económicas que ese organismo de Estado
otorga a través de los planes 17 de Octubre y Eva Perón. Los préstamos
individuales a su vez destinados a los sectores cadenciados no pagarían interés”
No parecía descabellado. Podría ser otro de los reclamos exitosos de Raúl
Castells. Cuánta mayor es la insurrección, más premios le endilgan… Debajo, un
titular chorreaba sangre: “Asesinaron a un ex subjefe de la policía” ¿Por qué me
sorprendería? “En una zona poco transitada de Barracas, ayer al mediodía, fue
cometido un nuevo asesinato de carácter político. La víctima fue Julio Tomás
Troxler. Hasta anoche no se habían reunido detalles que permitieran suponer cómo
cayó en manos de quienes lo mataron a tiros, de una forma que comúnmente se
conoce como ejecución. Los asesinos huyeron sin dejar pistas (…)” Nunca se
termina de saber. Siempre los delincuentes logran huir y resulta cuestionada la
víctima… Porque, ¿qué hacía a esa hora allí? Sucede en Argentina… En otra
página, con distinta tipografía aseveraban que “Se perpetuaron los atentados
terroristas”, lo relacioné con Al Qaeda. ¡Ante el dislate interno, la política
exterior supera! Asimismo, el ex decano de la Facultad de Ciencias Exactas y
Naturales denunciaba que, “El Penoso estado y el dramático retroceso en la
Universidad de Buenos Aires es tapado por una diversidad de noticias
circunstanciales” Convengamos que la Universidad, hace tiempo que dejó de ser un
centro de excelencia… En la página central se anunciaba la reunión de “ADEPA y
el interés por respetar la libertad de prensa”… Tema que desvela. Con los
Fernández de voceros, nada puede ser tomado demasiado en serio. La sección de
espectáculos estaba limitada a enfatizar la “15ª semana de éxito del film “La
Patagonia Rebelde”. Y elogiaban una obra de Claudia Lapacó en el Teatro Avenida.
Ahora que la industria cinematográfica nacional cuenta con protección oficial,
la reposición de películas no me generó sorpresa. Hacia el final, confirmaban
“Un paro de trabajadores en Tucumán” y se explayaba una crónica policial: “Dos
enfrentamientos con 3 maleantes muertos” Ampliaba: “En dos tiroteos ocurridos en
la medianoche de ayer, personal policial mató a tres delincuentes (…) Según
informó la policía todos tenían frondosos prontuarios por delitos contra la
propiedad” Entran por una puerta, salen por la otra… ¡Vaya novedad!, me lamenté.
¿Dónde está Blumberg? Aunque ayer, endilgaban también a él, la muerte del
piquetero Martín Cisneros… No, no me lo contaron. Yo misma lo escuché… Sí, debo
admitir cierta confusión al revisar la sección deportiva. “Triunfo de
Independiente” Me pareció que ayer habían dicho que el equipo de las “diablitas”
no estaba en su mejor momento… ¿Habrán arreglado al referí?, me interrogué en
silencio. Cómo no domino las cuestiones futboleras, lo dejé ahí.

Tiré el
diario al piso… No sé cuánto pasó, sí un día, una hora o la eternidad. Hay
hechos que no se sujetan a la común medida del tiempo, decía Borges. Y este país
es muy posible que tenga almanaques y relojes propios para lograr festejar año
nuevo, sin que se altere más que un número y algún que otro sueño… Después de
eso y antes del resto, me desperté. Al levantarme, divisé el diario tirado sobre
la alfombra. Lo recogí con el firme propósito de fijarme qué daban en la TV.
Mencionaban un par de telenovelas de Migré en los canales de aire pero nada
decía de la programación por cable. Lo di vuelta, y en ese instante, por
designio del destino se me ocurrió chequear la fecha. No es fácil describir qué
sentí en ese momento. Decía textualmente: “Buenos Aires, sábado 21 de septiembre
de 1974” Habían pasado 30 años… Atravesé una por una, las hojas de aquel diario,
sin advertirlo siquiera… Y es qué, todo lo que allí decía podía estar sucediendo
tranquilamente, aquí y ahora… ¡En rigor, es lo que está sucediendo! Y es que
Argentina sigue siendo la misma… Pasaron 30 años… ¿Cuánto tiempo más, será
menester perder para conseguir -algún día- el país que soñamos? «Aun suponiendo
el ver triunfante la opinión de los insensatos mediante el número, no por eso
podrán trastocar la naturaleza de las cosas» decía Cicerón Mientras tanto, la
culpa si no es de Menem será de las privatizadas, del Fondo Monetario o de las
Fuerzas Armadas… Aunque, a estos Hitchcock de historieta, no les importa
demasiado quién ha de cargar con el error. Siempre, terminan argumentando que se
ha contado lo que no es, o ha dejado de ser o nunca fue… ¿Quién puede,
finalmente, saberlo? En 30 años, nadie pudo responder a ello… Tampoco puedo yo,
hacerlo en este momento…

/ GABRIELA POUSA Desde algún punto suelto de
aquel país con el que sueño… Julio de 2004

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