Asia-Pacífico, Economía y Sociedad

Peligro en China

Fontaine advierte del daño de la “onda expansiva” producida por la crisis económica que está atravesando China aunque preveé una pronta y segura recuperación.


Lamento perturbar un apacible fin de semana veraniego, pero debo advertir que los cielos abochornados que nos han acompañado los primeros días del año pueden dar lugar a una inquietante tormenta. China celebra en un mes más el inicio del “año del mono de fuego”, pero las acrobacias vistas en estos días en sus mercados bursátiles y cambiarios mantienen a los inversionistas de todo el mundo en ascuas. Para Georges Soros -el legendario especulador internacional-, la “crisis china” ya habría comenzado. Aunque nos separan miles de kilómetros, más vale que en Chile -cuyo crecimiento es hoy apenas del 2% anual- tomemos esa eventualidad muy en serio.

El gigante amarillo consume casi 50% del cobre del mundo, compra 25% de nuestras exportaciones -además de cobre, celulosa, vinos y frutas- y ha sido el gran motor de la expansión de las economías de la Cuenca del Pacífico. Chile ha sabido sacar partido de ello. No es de extrañar entonces que las tribulaciones chinas -fuga de capitales, caída de la bolsa, depreciación de la moneda- hayan derrumbado el cobre a casi US$ 2 (aunque también el petróleo a casi US$ 30), elevado el dólar sobre $720 y golpeado a nuestras aporreadas bolsas.

¿Qué pasa en China? Fiel a su estrategia de economía de mercado “dirigida”, el régimen chino optó hace algún tiempo por reorientar el crecimiento desde la exportación hacia el consumo interno. Fiel a su tradición gradualista, quiso que la correspondiente apreciación de su moneda fuese paulatina y anestesiada con masivas inversiones en infraestructura pública. Pero, aunque cómoda, esa estrategia suele desatar un engañoso auge de gasto, crédito, bienes raíces y bolsas, el que a la postre conduce a una apreciación real de la moneda excesiva y dañina. China presenta hoy muchos de esos síntomas y por ello su banco central ha debido tolerar recientemente una tímida devaluación. Pero, nuevamente, el intento ha sido efectuar ese viraje controlándolo todo: frenar el alza del dólar -encasillado en una estrecha banda, como hacíamos en Chile en los 90-, vertiendo una importante cuota de sus reservas tanto en el mercado cambiario formal como en el informal (que opera en Hong-Kong); impedir el alza de los intereses, dando liquidez de emergencia a los bancos; y tratar vanamente de detener el desplome de la bolsa mediante intervenciones bastante toscas.

China en el pasado pudo manipular sus cuasi cerrados mercados con singular éxito, pero esta semana los inversionistas parecen haber dicho “basta”: la paciencia china se ha agotado. Si sigue dejándose llevar por su atávica inclinación al control estatal, puede terminar mal. Pero tiene la solución al alcance de su mano: debería apurar la liberación de sus mercados, aunque estos de tanto en tanto incurran en ajustes bruscos o traumáticos. Su gran fortaleza económica le permitiría sortear las dificultades presentes y seguir marchando a buen ritmo.

Columna de Juan Andrés Fontaine, Consejero de Libertad y Desarrollo, publicada en El Mercurio.-

© LyD

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