El autor va delineando una actitud intelectual de la que puedan surgir unas ideas asumidas por convicción racional, y no por mera impregnación ambiental.
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Jueves, 07 de noviembre 2024
El autor va delineando una actitud intelectual de la que puedan surgir unas ideas asumidas por convicción racional, y no por mera impregnación ambiental.
A todos nos gusta creer que tenemos un pensamiento propio, ajeno a los convencionalismos y a las modas. Pero la época actual, como todas, tiene su mentalidad hegemónica, sus conformismos y sus rediles mentales. Por eso, es importante cultivar un pensamiento crítico. Este libro de Juan Meseguer quiere contribuir a ello provocando la reflexión sobre algunos temas de fondo de la vida intelectual en el contexto de las tendencias culturales y de los fenómenos de opinión pública de hoy.
Más que unas reglas de manual de autoayuda, el autor va delineando una actitud intelectual de la que puedan surgir unas ideas asumidas por convicción racional, y no por mera impregnación ambiental. Para ello destaca algunas fortalezas que hay que cultivar y algunas trampas que hay que eludir.
La pasión por la verdad –al menos el deseo de acercarse a ella– es una inclinación insoslayable, y más en medio del subjetivismo reinante. Y como se trata también de sospechar de los propios prejuicios, habrá que buscarla en diálogo con los demás. Para Meseguer, el necesario pluralismo no se confunde con el relativismo, que nivela las opiniones, ni la diversidad puede sustituir a la verdad. Quizá uno de los capítulos más conseguidos sea el que se refiere a cómo repensar el pluralismo en una democracia, evitando los fraudes de la supuesta neutralidad y del pensamiento débil, que tantas veces sirven para imponer a todos unas convicciones muy fuertes de algunos. La democracia no necesita del relativismo para vivir, sino que exige un mínimo de valores irrenunciables que puedan sustentarla.
Entre las estafas intelectuales que acechan hoy al pensamiento crítico, Meseguer señala el emotivismo, en el que las razones son sofocadas por los sentimientos; la tergiversación del lenguaje, que recurre a eufemismos y palabras talismán para eludir la confrontación crítica; la censura que, sin reconocerse como tal, impone que determinados temas no son debatibles porque alguna minoría puede sentirse ofendida y que lleva a restringir incluso la libertad académica; y también el peligro de la desbordante distracción digital, que puede ahogar el pensamiento por falta de tiempo y de ganas para ejercitarlo.
Meseguer, doctor en Sociología y redactor jefe de Aceprensa, expone sus reflexiones con oportunas citas, tanto de pensadores como Romano Guardini, Charles Taylor o Allan Bloom, como de sociólogos (Bauman, Mannheim, Nicholas Carr). Su atención a la opinión pública se nota en sus referencias a polémicas de actualidad, de modo especial en EE.UU. Logra así divulgar las consecuencias de tendencias culturales y fenómenos mediáticos que afectan al cultivo del pensamiento en nuestra época.
Autor: Juan Meseguer
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