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¡A quemar la Biblioteca Nacional!

Visto lo que vale para el Gobierno la Biblioteca Nacional de España (BNE), una de las cuatro nacionales más importantes del mundo por fondos e historia, podríamos quemarla en una fiesta en beneficio de los artistas populares seguidores de Zapatero y de la SGAE, para que puedan recibir íntegro el presupuesto de ese centro oneroso y elitista.
 
La directora de la BNE, Milagros del Corral, filósofa y biblioteconomista exdirectiva de la UNESCO, ha anunciado su dimisión porque para ahorrar el Gobierno ha incluido ese centro, con casi treinta millones de libros y documentos cuidadosamente coleccionados desde hace tres siglos, “en la ominosa lista de las 32 direcciones generales más inútiles".
 
La decisión fue de Ángeles González-Sinde, actual ministra de Cultura después de que el acreditado intelectual Miguel Bosé rechazara el cargo.
 
Esta cineasta especializada en el destape y en personajes frikis considera tan poco importante la BNA, Museo del Prado del libro, que la convierte ahora en una subdirección ministerial, digamos que de quiosquillo.
 
Sinde y sus compañeros gubernamentales hacen recordar a Millán Astray, un tipo curiosamente bastante cultocuando gritó ante Unamuno y Carmen Polo de Franco “¡Muera la intelectualidad traidora!”.
 
Porque los libros son sibaritismos traidores frente a cantantes y cineastas populares que sí merecen fondos del presupuesto; olvidado Marx, el postsocialismo precisas pocas lecturas.
 
Basta de cultura elitista. Debemos promocionar al pueblo, a la gente común modelo Belén Esteban, un icono para la ministra, como ella misma reconoció públicamente.
 
Rodríguez Z. quiere acabar con la BNE. Por ser burguesa socialnacionalista catalana, puso como directora a la incendiaria Rosa Regás, la peor y más ignara seudoescritora de la historia, decía Cela.

Regás casi logró quemar la institución, rescatada en última instancia por Milagros del Corral, nombrada por  César Antonio Molina, un especimen rarísimo en la cuadra Zapatero, destituido por ser culto, Y antecesor de la brillante cinematógrafa.
 

Si no incendian la BNE, que pongan de subdirectora general a esa ilustre inspiradora gubernamental llamada Belén Esteban. Lo hará tan bien, que Z. terminará triunfando en las elecciones gracias a ella y nombrándola ministra de Cultura, Familia, Género y, obviamente, Economía y Hacienda. ¡Es la mejor!

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