Días atrás, cuando Zapatero acusó al PP en el Parlamento de haber iniciado la peste del ladrillo, la burbuja inmobiliaria, Rajoy ni siquiera supo reaccionar.
Sin embargo, otra burbuja, una burbuja de mentes conectadas por internet, que forman una mente colectiva, se puso a trabajar para ayudarle.
Porque no todas las burbujas son iguales. No es lo mismo la inmobiliaria que la del conocimiento, como Wikipedia, que millones de seres de todo el mundo agrandan incansables con su saber y control de fiabilidad.