Paradojas de ómicrom
Hace justo dos años, la muerte apareció en la vida social con una fuerza que era desconocida ya para nuestra cultura. Aunque no había fotos, las noticias nos hablaban de 900 muertos diarios. Un fenómeno con el que estábamos poco acostumbrados a convivir antes del COVID. Pienso que desde entonces nos hemos dado cuenta de varias cosas. No podemos vivir ignorando que las personas fallecen, nos morimos, pero también hemos descubierto que cuando la información sobre la muerte lo invade todo, nos asfixiamos. Hemos redescubierto una paradoja esencial: la muerte es cierta, pero estamos hechos para la vida. Los recursos que tenemos para luchar contra la enfermedad son limitados y si atendemos a unos enfermos dejamos de atender a otros, sufro una cardiopatía y hace dos años que no tengo contacto con mi médico. Hacemos, por ejemplo, menos medicina preventiva para detectar el desarrollo de posibles cánceres. Pero si seguimos con las restricciones haremos más daño a la economía y a la salud mental. Esperemos que ómicrom pronto se convierta en historia.