Durante la segunda quincena del pasado enero, la maltesa Roberta Metsola ha sido elegida nueva presidenta del Parlamento Europeo en sustitución del recientemente fallecido ¿recuerdan? David Sassoli. R Metsola pertenece al Partido Popular Europeo y ha mostrado siempre sin complejos sus posiciones en favor de la vida de los niños que van a nacer, y contrarias, por lo tanto, a las políticas abortistas. Este simple hecho se ha convertido en piedra de escándalo para muchos altavoces de la izquierda política que, con inaudita pretensión totalitaria, se lanzaban a degüello a desacreditar a la nueva presidenta, en el implícito de que solo aquellos que piensan como ellos están capacitados para ocupar cargos políticos. Ese tipo de reacciones, lo estamos observando con mucha frecuencia, son representativas de un grupo creciente de personas que abogan sin pudor por una cultura de la cancelación, en la que todo aquel que se salga de lo que ellos consideran la corrección política debe ser expulsado de la vida pública. Sin duda, se trata de una pretensión totalitaria.