Las políticas activas de empleo en nuestro país, en las que nos gastamos mucho dinero, todo hay que decirlo, no ayudan a los jóvenes parados a encontrar trabajo. A todo eso hay que añadir que el mundo de la empresa y el mundo de la formación, salvo honorables excepciones, están tradicionalmente separados. Algo de esto pretende solucionar el nuevo proyecto de ley de formación profesional, y la intención de vincular la renovación de los ERTES a la formación. Pienso que en principio, son medidas interesantes, pero lo esencial no es que haya más formación, sino que esa formación sirva realmente para encontrar empleo. Y para eso hay que estar muy cerca de las empresas y muy cerca de los jóvenes.
Jesús Domingo Martínez