Lamentablemente, este año tampoco aparezco en la lista de Forbes. Un índice de multimillonarios que se publica periódicamente para atizarnos las fantasías y golosear por unos instantes un sueño imposible, haciendo un alto en la monótona y precaria existencia que arrastramos el común de los contribuyentes

Di que sí

Que un compatriota nuestro, Amancio Ortega, escale posiciones en tan pudiente y lustrosa escalinata es un magro consuelo, aunque tal como azota el viento de la crisis, el gallego tiene su mérito para arrimar tantos cuartos a la zarabanda.

Pasando de las musas al teatro, quiero recordar que Zapatero ha prometido en el Congreso de los Diputados, que “vamos a recuperar la economía“. No ha ofrecido ninguna precisión sobre cuándo se producirá el milagroso rescate, por lo que hay que someter las palabras del Presidente a las cautelas de una fe medio tuerta más que ciega. Ha dicho también Zapatero que “estamos poniendo todos los recursos para paliar la crisis“, y esto sí que desmoraliza a la parroquia. Como no haya muy pronto otra solución más que esa, con los ignotos efectos que está teniendo, estamos arreglados.

Hilda Molina, en un magnífico artículo que publica en nuestro periódico, dice que los cubanos han olvidado ya cómo era el pan gracias a la miserable tiranía de  Fidel Castro. El pan, lo que se dice el pan, todavía está al alcance de casi todos los españoles, relleno incluso con alguna mortadela, pero las cosas pintan muy mal y, encima, Garzón en el extranjero. Vamos de Guatemala a guatepeor.