América, Política

El futuro de Guatemala

Quien se haga cargo del poder sabrá que, entre otras cosas, gobernará las necesidades de más de 13 millones de personas, y de ellas, de más de 7 millones en condiciones de indigencia.


Las elecciones de Guatemala estuvieron precedidas por una inusual violencia y por la disputa de los llamados territorios electorales que los candidatos consideraban de su propio dominio. Los enfrentamientos y escaramuzas costaron víctimas y una situación de violencia generalizada que paralizó las más normales iniciativas.

Lo que dirime Guatemala, gane quien gane, no es el predominio electoral de una persona sobre el mapa electoral, y el poder que ello confiere, sino el futuro de un país marcado por una profunda desigualdad y por los escasos márgenes para salir del subdesarrollo. El método electoral es acaso una medio cuyo fin será determinado por la necesidad urgente de dinamizar la economía, sostener las instituciones y crear un estado de mayor seguridad personal y general.

Lo que dirime Guatemala son años de profunda división y de un antagonismo arraigado entre clases de diverso poder económico y riqueza. Años en que fue moldeándose una sociedad en la que sólo una porción de la gente disfruta de niveles decorosos de alimentación y recursos, y el resto sobrevive en la penosa indigencia.

Profunda desigualdad

Tradicionalmente Guatemala es, junto a Chile y Brasil, el tercer país con mayor desigualdad social del continente. Los datos son irrelevantes en medio de una situación marcada por las fortunas más impactantes y la miseria más sobrecogedora. La pugna política, que pareció emular el reparto de un botín, no debe desconocer esta inexorable realidad. Quien suceda al actual presidente, Oscar Berger, deberá comprender que junto con el goce del poder viene una pesadísima carga de responsabilidad y trabajo.

El espacio político fue monopolizado por el socialdemócrata Álvaro Colom, y el centro-derecha Otto Pérez Molina. Los sondeos previos marcaron una curiosa paridad que empujó las elecciones hacia la segunda vuelta. La cantidad de observadores y la atención puesta en estas elecciones avisoran un comicio transparente.

Quien se haga cargo del poder sabrá que, entre otras cosas, gobernará las necesidades de más de 13 millones de personas y, de ellas, de más de 7 millones en condiciones de pobreza. El paso institucional, la democracia, será el primer escalón pero, de ninguna manera, el último.

// OTROS TEMAS QUE TE PUEDEN INTERESAR

// EN PORTADA

// LO MÁS LEÍDO

// MÁS DEL AUTOR/A

No se encontraron resultados

Menú