En este ensayo publicado por la editorial Crítica, Víctor Pérez-Díaz, Doctor en Sociología por la Universidad de Harvard y director de Analistas Socio-Políticos Gabinete de Estudios, explora el malestar de las democracias y alerta sobre la necesidad de respondernos a la pregunta de si, en la actual coyuntura histórica de desorden, estas sociedades tienen la capacidad o el poder suficiente para hacer frente a sus problemas representativos y existenciales.
El libro de la semana
La democracia liberal tiene a su disposición una bella historia, que se repite a si misma en todas las lenguas: una historia de libertad y de progreso, de horizontes infinitos de retos a superar y de individuos, grupos y sociedades enteras aspirando a un mundo mejor. Esta retórica común del ´futuro radiante´ casa mal con el aquí y el ahora desde el que se escribe, el de una comunidad política desordenada, con divisiones ideológicas y partidistas que no parecen sino intensificarse y con un estado de ruido y confusión—la famosa ´crispación´—que amenaza con romperse. ¿Por qué esta especie de desorden bipolar entre la autocomplacencia y la exasperación en un mundo al que se define como demócrata y liberal?
Para el autor, la atención a las instituciones es lo más importante, y a su vez, para entenderlas lo relevante es la cultura de las gentes que subyace en el uso que hacen de las instituciones. Esto lleva a subrayar el interés de analizar imaginarios colectivos diversos o fragmentos de los mismos, que ayuden a perfilar el contenido del rumbo de una democracia liberal genuina. Y por ello mismo, hacia una democracia edificada con una economía de mercado y un tejido asociativo plural.
El ensayo termina recordando la importancia particular que, para la mejor posibilidad de una democracia liberal, puede tener una visión y una práctica de los mercados como conversaciones y de las asociaciones como organizaciones altruistas que responden a la lógica del don que va más allá de la reciprocidad. Esto sugiere la posibilidad histórica y el valor moral de una determinada modalidad de la sociedad moderna. Valores a afirmar en profundidad y con rotundidad; no como meros imaginarios sino como formas de vida.
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