A juzgar por los resultados de esta encuesta, no hay nada más apetecible para los argentinos que ver la tele en familia. Eso sí, para informarse, mejor Internet.

ESTUDIO
Una encuesta realizada por el portal informativo Clarín.com y la consultora
D´Alessio IROL revela que los argentinos prefieren la televisión, antes que
cualquier otro elemento de entretenimiento, cuando toca divertirse.

En
concreto el estudio concluye que el 42% de los argentinos dice usar la
televisión para matar el aburrimiento. Sin embargo, este electrodoméstico no es
el más buscado cuando se trata de mantenerse informado. Para seguir las noticias
al instante, los encuestados prefieren Internet, el 56%; seguida por la tele, el
31%, y ya, de lejos, por la radio, el 8%.

Como
de la familia

Como sucede en otras partes del mundo, la tele se
ha convertido en “uno más de la familia”. No en vano, en torno a ella se suelen
organizar las veladas. Así, la mayoría de los participantes en la encuesta
afirmaron que ven la tele con su pareja, con sus hijos o con sus padres,
mientras que quedaron atrás en la estadística los que preferían ver la
programación solos o con amigos.

Pero la caja de rayos catódicos también
es capaz de crear disensiones en los hogares. De esta manera, casi el 70% afirmó
que elegir el canal y el programa suele “crear debate en casa”. Y una vez que
todos están de acuerdo sobre lo que hay que ver, el debate sigue para el 90% que
asegura discutir sobre el contenido del programa.

El sondeo también
afianza al mito de que la posesión del mando a distancia es cosa de hombres: el
75% de las mujeres indicaron que suelen protestar por la elección de los hombres
de la casa.

Un poco de crítica…


El apego que parece tener la mayoría de la población argentina
por la televisión no impide que los televidentes se muestren críticos a la hora
de definir su programación. Para la mayoría, lo peor es su carencia de límites
éticos.

Tampoco recibe mucho apoyo la programación destinada a los
adolescentes de la que se dice que “se vuelca en lo violento”, “hace que los
chicos no piensen” y los vuelve “estúpidos”. Por el contrario, la programación
infantil goza del beneplácito de casi todos ya que es “entretenida”.