Oriente Próximo, Política

La consolidación de la democracia en Irak y sus héroes reales

El Irak liberado ha comenzado su tercera ronda de elecciones, informando los medios el martes que los emigrantes iraquíes residentes en 15 países occidentales y musulmanes han acudido a los colegios electorales extranjeros establecidos para satisfacer sus deseos democráticos.

 

 

 

La tercera votación iraquí sellará un nuevo orden político en el país, basado en la soberanía popular. Incluso la minoría de árabes sunníes iraquíes parece ansiosa por votar, a pesar de la incitación por parte de algunos de sus líderes, que están descontentos con la pérdida de los privilegios de los que los árabes sunníes disfrutaban con Saddam.

                       

La votación parlamentaria de enero, el referéndum de octubre sobre la constitución, y la votación que establecerá el gobierno formal independiente de Irak hoy — todo el proceso ha cosechado éxito tras éxito. Esto a pesar del martilleo de los medios occidentales, pseudo-expertos académicos, bloggers aislacionistas, Demócratas desorientados hasta el punto de la beligerancia confundida, y fanáticos del culto wahabí de Arabia Saudí, que han financiado y reclutado a los terroristas reaccionarios de Mesopotamia.

A lo largo de estos sucesos, la mayoría iraquí chi´í de más del 60% y sus principales clérigos han mantenido una disciplina admirable. Han estado guiados por la mano firme del ayatolá Alí Sistaní, la autoridad religiosa-legal chií o marja, cuyas decisiones son respetadas por los principales chi´íes de todos los países, Irán incluido. La rama islámica chi´í, identificada con apasionada fidelidad con la Casa del Profeta Mahoma y sus descendientes, ha demostrado ser devota y patriótica en su preocupación por un Irak seguro y estable.

 

Otros héroes anónimos de la transformación iraquí, a saber, la directiva política del Kurdistán, han asistido a la construcción de una nueva sociedad sobre el cimiento de una política a largo plazo de protección norteamericana y británica. El Kurdistán iraquí se mantiene en pie, y ha obtenido los beneficios de la independencia sin sus responsabilidades.

 

Desafortunadamente, los comisarios ideológicos de los medios occidentales y árabes no hablan del significado histórico para el islam global de la concesión de poder a los iraquíes chi´íes y los logros económicos y sociales de los kurdos iraquíes. Cada uno de estos ejemplos es un factor colosal en favor del cambio en el mundo musulmán. El avance de los chi´íes de Irak ha animado a la oposición civil, intragubernamental y clerical contra la desastrosa presidencia de Mahmoud Ahmadinejad en Irán. Pero lo que es más importante, Irak ha llevado al monarca saudí a comprometerse con reformas serias.

 

A comienzos del mes de diciembre, el rey saudí Abdaláh convocaba una conferencia de académicos musulmanes de todo el mundo, a reunirse en La Meca, para la Tercera Cumbre Extraordinaria de la Organización de la Conferencia Islámica (OIC). Yo había estado en Sarajevo y Kosovo las semanas previas, y en ambos lugares los clérigos musulmanes me dijeron que se esperaba un gran cambio en el escenario global. Allí, el rey Abdaláh hizo un llamamiento a "la tolerancia… el establecimiento de una sociedad que rechace el aislacionismo y dé la espalda a la hostilidad hacia el otro, interactuando [con] toda la humanidad, adoptando lo que es bueno y rechazando lo que es malo". A continuación aconsejó "extender la moderación… [el incremento de] los inventores e industriales musulmanes. El avance de la tecnología musulmana y el respaldo a la juventud musulmana que trabaja para ganarse la vida igual que trabajaba para la otra vida, sin exceso o negligencia, sin ningún tipo de fundamentalismo".

 

Al respecto del grado con el que los principales medios prestaron atención a la conferencia de La Meca, se centraron en las declaraciones hechas contra el terrorismo. Pero las declaraciones saudíes contra el terrorismo, así como la adopción de reformas civiles simbólicas, como unas elecciones parciales a los consejos locales, son de poca importancia. El propio régimen saudí no puede zafarse de las instituciones de caridad y demás que ha fomentado para la promoción del wahabísmo, y no sabe levantar eficazmente instituciones sociales opuestas a la cultura política del wahabísmo, que se basa en la sumisión al control totalitario. Paradójicamente, el régimen puede romper con mayor facilidad con el wahabismo en bloque. Los comentarios serios hechos por el monarca saudí acerca del futuro del islam tienen mucha más importancia que los superficiales discursos antiterroristas.

 

Además de la defensa de la moderación por parte del rey saudí Abdaláh — una reprimenda explícita a los radicales wahabíes — el rey jordano Abdaláh enviaba un importante mensaje a la conferencia de La Meca en apoyo de la Declaración de Ammán, que pide la prohibición del takfir, o acusaciones ideológicas falsas de apostasía en el islam. Como señalé en un artículo de LD con motivo del cuarto aniversario del 11 de Septiembre acerca de la constitución iraquí, los medios occidentales no notaron el significado de la prohibición del takfir en el documento. Entonces, así como en los discursos que di en Yakarta y Singapur, describí cómo los wahabíes, inspiradores de al-Qaida, han declarado durante siglos que aquéllos que no comparten sus doctrinas fanáticas son apóstatas del islam. Esto ha servido de excusa para el asesinato y el pillaje contra chi´íes y sunníes no wahabíes. Y es importante por otro motivo. Al etiquetar a todos los no radicales como apóstatas de la religión y bendecir como fieles musulmanes solamente a los que suscriben su propia ideología violenta, los practicantes del takfir convierten a sus seguidores en una élite, pero también en una masa humana flexible.

 

La Declaración de Ammán condena el takfir contra los chi´íes en los sangrientos manifiestos de Abú Musab al Zarqawi, así como el takfir contra los sufíes o musulmanes místicos. La declaración pide la restauración del debate plural en el discurso islámico y la afirmación de la libertad como principio. La Declaración de Ammán, el cambio en la concepción del islam en Arabia Saudí, el rechazo por parte de iraníes destacados a aceptar el desastroso comportamiento público de Ahmadinejad y los llamamientos al impulso de la reforma en el Líbano, Siria y Egipto, todo ello muestra el impacto de los sucesos que tienen lugar en Bagdad.

 

¿Ha valido la pena? Para muchos europeos y algunos americanos que ponen la paz por encima de los demás valores, no puede salir nada positivo del combate Mesopotámico. Pero los americanos han valorado históricamente la libertad por encima de la paz. Al aceptar los sacrificios exigidos para garantizar la libertad de su país, los iraquíes han sufragado, en mi opinión, la deuda de sangre pendiente con los americanos y los demás muertos y heridos que hicieron el conflicto de allí.

 

Sin duda muchos discreparán conmigo, pero los detractores de la intervención en Irak son cada vez más cándidos en su desprecio general a la democracia y su crecimiento global. Por supuesto habría sido mejor si la transformación iraquí hubiera costado tan poca sangre como las de Ucrania, Kyrgyzia o el Líbano. Pero los detractores de la intervención norteamericana a ultramar odian nuestro apoyo a las elecciones justas en Azerbaiyán, la liberación de Bielorrusia y la recesión general del neo-autoritarismo ruso — incluso mediante medios pacíficos como panfletos — tanto como odian la guerra de Irak. En el reino saudí, para el triunfo del pluralismo religioso, la transparencia estatal, la soberanía popular y la amplia expansión de las libertades, será necesario que cualquier esfuerzo no sea sangriento. Arabia Saudí e Irak deberían ser como Polonia, no como han sido hasta la fecha la ex-Yugoslavia o Irak.

 

Ahora será aún más posible la consolidación de la reforma política en la región, a través de la participación masiva del electorado en Irak. La acción por parte del Presidente Bush de obligar al rey saudí Abdaláh a evitar mayor incitación y más reclutamiento para el terror en Irak por parte de los clérigos del reino pondrá fin al derramamiento de sangre del presente. Los principales medios internacionales han convertido en héroes a los terroristas iraquíes, concediéndoles erróneamente títulos honoríficos como "insurgentes" o "resistencia". Los héroes reales de Irak, junto con las tropas de la coalición liderada por Estados Unidos, son los clérigos chi´íes, los líderes políticos kurdos, los sufíes sunníes y los demás que han hecho posibles los sucesos en el país ordenadamente. El éxito de las elecciones es su victoria, así como la del Presidente Bush y su equipo, y el reducido grupo de neoconservadores y similares que no han flaqueado en su fe en el sentido común y los ideales de la mayoría iraquí.

 

Para los asesinos wahabíes y sus partidarios occidentales, en medios de comunicación y política por igual, las elecciones de Irak reflejarán un dicho tradicional americano: ¡tres strikes, eliminado!

 

Stephen Schwartz (Ahmed Suleiman Schwartz) es periodista especializado en los Balcanes y presidente y fundador del Center for Islamic Pluralism de Washington D.C., la principal institución islámica moderada del mundo.

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