Política

La promesa democratizadora vacía de Egipto

Democracia

 


Egipto, el país árabe más grande del mundo, celebra en breve su segunda ronda de elecciones en este año. Tristemente, no son noticias tan buenas como parecen.

Apenas el mes pasado, el presidente Hosni Mubarak, líder de Egipto durante 24 años, logró la reelección — a un nivel lejos de ser justo. Las elecciones parlamentarias están ahora en curso — y la primera ronda vio considerables ascensos de los candidatos afiliados a la ilegalizada Hermandad Musulmana.


 


El régimen Mubarak había capitalizado las elecciones presidenciales de septiembre como “lanzamiento” para una “nueva trayectoria de progreso” para Egipto. Pero en Oriente Medio, prometer es fácil.


 


Mubarak logró el 80% de los votos — pero apenas 6 millones de personas se molestaron en votar, apenas el 23% de los convocados.


 


Tenían buenos motivos para ser poco entusiastas. Hasta el Consejo Nacional de Derechos Humanos, financiado por el gobierno, afirma que la nueva ley electoral “supuso restricciones muy difíciles a los candidatos presidenciales, especialmente a los candidatos independientes”, y que en la campaña hubo “ausencia de competición real”.


 


Un informe de la Organización Egipcia de Derechos Humanos cuestiona un proceso que mantuvo alejados a algunos competidores de las urnas y que permitió que las agencias estatales — la Comisión Electoral Presidencial y el Ministerio del Interior en particular — creasen condiciones en favor del Partido Democrático Nacional de Mubarak.


 


Oficialmente, el Partido Ghad, de la oposición, alcanzó el 7,6% de los votos; su portavoz insistió en que en realidad se hizo con el 30%, y que se impidió que sus partidarios accediesen a los colegios electorales. (Poco parece haber cambiado en las elecciones parlamentarias).


 


Algunos todavía lo ven como progreso. “Estas elecciones representan un importante paso adelante al celebrar elecciones multipartidista as competitivas, justas y completamente libres”, indicó el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan. El Presidente Bush llamó al Presidente Mubarrak para felicitarle por su victoria y su nuevo camino a la libertad.


 


Mientras tanto, Egipto vuelve a su rutina habitual:


 



  • Un nuevo informe de Amnistía Internacional observa que “la tortura continúa estando extendida y siendo sistemática, y durante muchos años se ha permitido que las fuerzas de seguridad actuasen con el virtual impunidad”.

 



  • El Informe de Libertad Religiosa Internacional del Departamento de Estado coloca de nuevo a Egipto en su lista de vigilancia, citando la continua discriminación gubernamental de los no musulmanes, el hostigamiento a los grupos minoritarios por parte de la policía, y una lista de incidentes problemáticos que implican el secuestro de coptos egipcios y la denegación de los derechos civiles a la reducida comunidad bahai.

 



  • La semana pasada, las autoridades egipcias arrestaban a Abdolkarim Nabil Seliman, un estudiante egipcio de Derecho de veintiún años de edad, activista feminista y blogger. Al parecer, los escritos de Seiman — algunos de los cuales incluyen fuertes críticas al clima político de Egipto — no combinan bien con la nueva trayectoria de “apertura” de Egipto.

 



  • Los cristianos coptos — la mayor minoría de Egipto, alrededor de 11 millones en una nación de 77 millones de personas — tiene sus propios motivos para preocuparse. Los años de Mubarrak han atestiguado más de 40 asaltos en masa contra coptos. En uno, en la aldea de Gerza-Ayiat-Giza en el 2003, un tumulto de 500 musulmanes egipcios radicales armados con cuchillos quemó casas e hirió seriamente a once personas. Los atacantes están afiliados normalmente a la Hermandad Musulmana — que, de nuevo, es probable que se convierta en una fuerza mucho más fuerte en la política egipcia.

 


Apenas el mes pasado, el grupo fundamentalista de los Mujahidines de Egipto — que ha reivindicado la autoría de atentados terroristas — acusaba a “la iglesia de los cruzados” de Alejandría de representar una obra teatral que ofende al profeta Mahoma. Enseguida, un tumulto de 10.000 militantes armados con explosivos rodeaba la iglesia ortodoxa copta de San Jorge durante tres días, apuñalando a una monja y matando a cuatro fieles.


 


El nuevo presupuesto de la ayuda exterior, que el Presidente Bush firmaba el pasado lunes, concede a Egipto 1,3 billones de dólares en ayuda militar y 495 millones de dólares en ayuda económica. Pero, por primera vez, la ley condiciona el dinero a “reformas económicas y políticas significativas”. Quizá el vínculo inspire a Mubarrak a cumplir su promesa de libertad.


 


Nir Boms es vicepresidente del Centro para la Libertad del Oriente Medio.

// OTROS TEMAS QUE TE PUEDEN INTERESAR

// EN PORTADA

// LO MÁS LEÍDO

// MÁS DEL AUTOR/A

Menú