Beniamin Netanyahu ha ganado las elecciones en Israel y se propone iniciar su cuarto mandato y convertirse en el primer ministro que más tiempo ha gobernado el país
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Viernes, 17 de enero 2025
Beniamin Netanyahu ha ganado las elecciones en Israel y se propone iniciar su cuarto mandato y convertirse en el primer ministro que más tiempo ha gobernado el país
Netanyahu ha derrotado a las encuestas que vaticinaban una posible victoria de la izquierda liderada por el viejo laborismo representado por Isaac Herzog.
Netanyahu va a gobernar un país cada vez más dividido en lo que algunos sociólogos califican como las “nuevas tribus de Israel”, entre las que se cuentan rusos, ultraortodoxos, laicos, árabes tradicionales, etíopes, judíos orientales y miles de recién llegados por el miedo al antisemitismo que se detecta en algunos países de Europa.
Los padres fundadores de Israel pretendían fundar una sociedad nueva, solidaria e igualitaria, abierta a todos, que encontraba su expresión más emblemática en el kibutz. Aquella idea se torció en la guerra de los Seis Días de junio de 1967 y en la victoria del Likud de Menahem Begin en 1977 que rompió la hegemonía laborista desde la fundación del Estado.
La derecha ha gobernado prácticamente desde entonces, con los dos paréntesis del laborista Yitzhak Rabin, que murió asesinado por un joven judío extremista en 1995 que no aceptaba la cesión de territorios a cambio de la paz. Los mandatos de Netanyahu se han caracterizado por una posición intransigente con los palestinos y una resistencia a la creación de dos estados, según las recomendaciones de las Naciones Unidas.
Podrá formar gobierno con 30 diputados en un Parlamento de 120 escaños. Tendrá que pactar con la derecha, la derecha extrema y los partidos religiosos. Pero a los 24 escaños de la Unión Sionista de Herzog hay que añadir los 14 diputados árabes que por primera vez se han presentado en una formación unitaria. El mandato va a situar a Israel en una posición delicada. La guerra en Gaza sigue, los disturbios en Jerusalén Este se van a reproducir, el aislamiento internacional es cada vez más amplio y las relaciones personales con Barack Obama son prácticamente inexistentes. En la campaña electoral, Netanyahu fue invitado por los republicanos del Congreso y pronunció un discurso en Washington sin cruzarse una palabra con el presidente. Nunca había ocurrido un distanciamiento tan grande entre el presidente norteamericano y el primer ministro de Israel.
La promesa de no permitir la creación de un Estado judío y otro palestino tiene consecuencias que van en contra de los intereses de Israel. Por cuestiones económicas, políticas y demográficas. Israel no podrá ser un Estado judío y una democracia si pretende controlar todos los territorios que van desde el Jordán hasta el mar. Por la sencilla razón que hay unos cinco millones de palestinos que no tienen una salida política y que viven precisamente en los territorios que fueron conquistados en la guerra de 1967.
Publicado en La Vanguardia el 19 de marzo de 2015
Fuente: Foixblog
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