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Omar Bakri, un predicador del odio contra la democracia

“Un individuo repulsivo al que Tony Blair, como era de esperar, nombró uno de sus consejeros especiales en asuntos islámicos, Inayat Bunglawala, nos regaló esto: “Nada podrá nunca justificar cometer actos de terrorismo contra civiles inocentes”. Añadió que hacer responsable al pueblo británico de la guerra de Irak cuando el país estaba “amargamente dividido” a propósito de la invasión es “simplemente erróneo”.

Seguridad

Tras los atentados terroristas del 7 de julio en el London Transport y las evasiones, equívocos y satisfacciones apenas contenidas que son ahora tradicionales en los mulás locos de Gran Bretaña y la industria del agravio, Tony Blair apareció en la televisión nacional para anunciar que el gobierno encontraría un modo de rodear la EU Human Rights Act con el fin de deportar a los terroristas. “Que no haya ninguna duda”, dijo, “las reglas del juego están cambiando”.

Teniendo en cuenta el historial de Blair de grandes anuncios de “poner fin” al consumo de alcohol en vía pública, el consumo de drogas en las escuelas, las clases desordenadas, el crimen, los hospitales del NHS plagados de súper insectos asesinos y otras enfermedades sociales, los británicos mantuvieron su equilibrio y no prestaron atención. La única persona que pareció dar a Blair el crédito de ser capaz de cumplir un anuncio a través de las acciones fue el “jeque” de estilo propio Omar Bakri, un predicador del odio, alias “el ayatolá de Tottenham” que, aunque sin pasaporte, logró embarcar rápidamente en un avión al Líbano, anunciando que no volvería.

El padre de 7 con 44 años de edad es el individuo que montó la organización fundamentalista al-Mouhajiroun en Gran Bretaña. Tras el 11 de Septiembre, aludía a los 19 secuestradores como “los 19 magníficos”. El día del asesinato masivo en el London Transport, Bakri aludía a los terroristas suicida como “los cuatro fabulosos”. También había anunciado públicamente que si supiera de la planificación de un atentado terrorista, informar a las autoridades estaría en contra de sus principios.

El día después de su precipitada huida de Gran Bretaña, Bakri hizo una aparición y anunció que sólo se había ido al Líbano de vacaciones, con el fin de ver a su madre, y que eventualmente volvería. El Secretario del Interior, Charles Clarke, le cortó la diatriba anunciando que Bakri había sido expulsado permanentemente de Gran Bretaña. El gobierno libanés le arrestó más tarde, aunque aparentemente no a petición del gobierno británico, liberándole 48 horas después. Posteriormente, Bakri anunciaba súbitamente que disponía de un pasaporte libanés. Presumiblemente, careciendo de pasaporte británico, está utilizando el siguiente. Citando a The Times, dijo, “Si alguien me acusa de cometer un crimen, volveré para limpiar mi nombre. No he hecho nada que esté mal. Nada puede impedir que vuelva a Londres”.

Hoy, concluido el intermezzo de Beirut, y habiendo decidido obviamente que no hay moros en la costa sin importar el farol de Charles Clarket, no sólo no ha desaparecido tan silenciosamente como apareció, sino que concede entrevistas.

Opinaba en el The Sunday Telegraph, con motivo del aniversario de la tragedia de Beslán, que “tomar como rehenes a mujeres y niños sería un plan de acción razonable para un musulmán que hubiera sufrido bajo mandato británico”. No dijo en qué parte del mundo hay aún “mandato británico”, a excepción de Gran Bretaña, así que la intervención es que los musulmanes de Gran Bretaña no deberían ser tímidos a la hora de tomar a mujeres y niños británicos como rehenes. Añadía, “si un musulmán iraquí perpetra un ataque como el de Gran Bretaña, estaría justificado, porque Gran Bretaña ha llevado a cabo actos de terrorismo en Irak.

“Mientras los iraquíes no maten deliberadamente a mujeres y niños, y sean asesinados en el intercambio de fuego, está bien”.

Mientras tanto, la reciente emisión del vídeo póstumo grabado por uno de los psicópatas suicidas del London Transport culpando al gobierno británico de “atrocidades contra mi pueblo”, sin importar la ira y el enfado adolescente de este casado y con un hijo, ha concedido una licencia de relaciones públicas a los mulás locos y los apólogos islamistas “portavoces” y “líderes de la comunidad”, en un cobarde discurso de equivalencias retorcidas.

Un individuo repulsivo al que Tony Blair, como era de esperar, nombró uno de sus consejeros especiales en asuntos islámicos, Inayat Bunglawala, nos regaló esto: “Nada podrá nunca justificar cometer actos de terrorismo contra civiles inocentes”. Añadió que hacer responsable al pueblo británico de la guerra de Irak cuando el país estaba “amargamente dividido” a propósito de la invasión es “simplemente erróneo”. La deducción directa es que “si todo el pueblo británico” fuera realmente responsable de la guerra de Irak, sería correcto matarlos a todos. Aunque hay británicos que se opusieron a la guerra, decir que el país está “amargamente dividido” es una invención maniquea.

El Dr. Azzam Tamimi, de la Asociación Musulmana de Gran Bretaña, dijo que “[el psicópata suicida] parece totalmente convencido de tener que castigar al pueblo británico indiscriminadamente a causa de su intervención al elegir democráticamente al gobierno. No toma en consideración que la mayoría de la gente estaba contra la guerra”. De nuevo, la deducción es que, si la mayoría del pueblo británico estuviera a favor de la guerra (que lo estaba cuando comenzó) habrían merecido ser asesinados por un pirado islámico.

Massoud Shadjareh, presidente de la oximorónica Comisión Islámica de Derechos Humanos, declaró que: “No hay justificación a las amenazas de, y el asesinato de, el inocente, como queda en evidencia en las grabaciones”.

Hay dos palabras clave aquí, filtradas con contundencia inevitable por Bungalawala, Massoud Shadjareh y otros portavoces islámicos, “inocentes” y “civiles”. Esto queda bien para una audiencia occidental que no está al tanto de su significado para la mentalidad musulmana. Pero aun así, he aquí las palabras del narrativo y peripatético Omar Bakri Mohammed en persona: “No hacemos distinción entre civiles y no civiles, inocentes o no inocentes. Solamente entre musulmanes e infieles. Y la vida del infiel carece de valor. No es santa”.

En otras palabras, los infieles no pueden ser “inocentes”; pero el uso de la palabra enmascara que el significado real es ocultado por el orador para no asustar a la audiencia.

Bakri bien dice, abiertamente, “Utilizaremos vuestra democracia para destruir vuestra democracia”. Pero aun así, las amenazas de deportar a los mulás locos y la prohibición de que Omar Bakri vuelva alguna vez a Gran Bretaña han huido de la diminuta mente de Tony Blair, que ahora está implicado en nuevas iniciativas para prohibir el consumo de alcohol en grupo en los centros de las ciudades británicas.

Mientras tanto, Bakri, su mujer y sus siete hijos continúan viviendo en viviendas sociales y recogiendo sus generosos cheques de la seguridad social británica, al tiempo que predican el odio a Occidente y desafían a que este débil gobierno haga algo al respecto.

El “buscador de asilo” Yasser al-Siri, que está metido ahora mismo en su propio proceso contra su deportación, financiado por el contribuyente británico, confía absolutamente en que los esfuerzos tibios del gobierno fracasarán. Al-Siri, que está en busca de captura en Estados Unidos, se regodeó, “No temo la expulsión. Mi equipo legal piensa que es imposible”. Estoy segura de que está en lo cierto.

 

Val MacQueen es colaboradora de TCS.

Fuente: TechCentralStation

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