Política

Pariente pobre

Editorial
Adiós, Chávez. Por fin ha terminado el circo montado por el mandatario
venezolano en su visita oficial a España donde fue recibido con honores a cada
paso por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Así culmina esta
telenovela venezolana en donde una España avergonzada le rinde pleitesía a los
amigos de Fidel Castro.

Chávez incluyó a España en una agenda
prácticamente tercermundista donde se regodeará con los mandatarios de Libia,
Cuba, China, Irak y posteriormente Rusia, Irán y Qatar. Está claro que para la
actual administración todo lo que se hizo en el pasado en política exterior debe
ser revistado y puesto patas para arriba. Pero la realidad es que España no es
ni Cuba ni Libia ni merece ser puesta cercana a esos gobiernos poco menos que
impresentables.

Sobre todo si tiene en cuenta que la nueva España de
Zapatero quiere hacer buena migas con Alemania y Francia para recomponer sus
relaciones con la UE. Lo que Zapatero parece no comprender es que haciéndose
amigo de Chávez, Castro y Gaddafi lo único que conseguirá son migajas de sus
poderosos vecinos europeos. Pariente pobre, pariente lejano, dice el refrán. Y
es que, como bien ha escrito hoy José María Marco, “un gobierno aislado y
marginado internacionalmente busca oxígeno donde puede”.

España debe
asumir un estilo propio porque en política exterior las formas son tan
importantes como el fondo y este Gobierno, en su afán de agradar y complacer a
la izquierda populista latinoamericana, ha extraviado el tono, la finura y la
perspicacia estratégica que tuvo su antecesor.

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