Política

Seguirán llegando inmigrantes si no se crea trabajo en origen

La mayor falla estructural de la globalización es su incapacidad para generar empleos donde viven las personas, según la Organización Internacional del Trabajo.

EMIGRACIÓN
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) acaba de
presentar un informe en el que asegura que “ciertos factores económicos,
políticos y demográficos sugieren que asistimos a una intensificación de las
presiones migratorias”. Este vaticinio se sustenta en el hecho de que la
globalización no ha generado oportunidades económicas en los países en
desarrollo y en las diferencias económicas, políticas y demográficas entre los
países, así como en la falta de trabajo decente, seguridad humana y libertades
individuales.

Este nuevo informe de la OIT es divulgado como parte de los
preparativos para un debate sobre el tema previsto en la Conferencia
Internacional del Trabajo
que se llevará a cabo del 1 al 17 de junio.


En el punto de partida de esta situación el hecho migratorio tiene ya
una entidad enorme: el número de personas emigrantes aumentó en seis millones
anuales durante los años 90. Hoy día, “si los 175 millones de inmigrantes
contabilizados -de los que la mitad desarrollan actividades remuneradas-
formaran una entidad política propia, sería el quinto país más poblado del
mundo”.

El informe En busca de un compromiso equitativo para los
trabajadores emigrantes en la economía globalizada
dice que “la migración
involucra un número creciente de países, ya sean países de emigración, de
inmigración, o de tránsito, o todo ello a la vez”, convirtiendo en receptores
incluso a países en vías de desarrollo (en Argentina, por ejemplo, hay unos
800.000 inmigrantes irregulares).

Ante este panorama global, la OIT cree
preferible una acción multilateral antes que respuestas unilaterales y siempre
viendo “la economía mundial desde la perspectiva de la gente”. Con esta actitud,
dijo el Director General de la OIT, Juan Somalia, “nos daremos cuenta que la
mayor falla estructural [de la globalización] es la incapacidad para generar
empleos donde las personas viven”.

Luces y
sombras del hecho migratorio

El hecho migratorio ha supuesto
principalmente beneficios para los países receptores (Europa después de la
Segunda Guerra Mundial, Asia oriental y occidental desde los años 70).


Los países de origen pueden sufrir una “fuga de cerebros” cuando
enfrentan la emigración de trabajadores capacitados. Casi 400.000 científicos e
ingenieros de países en desarrollo trabajan en investigación y desarrollo en
países industrializados. Jamaica y Ghana, por ejemplo, tienen más doctores
formados en sus escuelas fuera de sus países que dentro.

Sin embargo,
para países en vías de desarrollo suponen una fuente estable de ingresos. Según
datos del Banco Mundial, México, la India y Filipinas son los principales
destinos de las remesas en términos absolutos, pero en casos como los de Egipto,
El Salvador y Jordania, estos ingresos representan más del 75% de sus
exportaciones. Además, la constancia de estas cantidades de dinero ha hecho que
muchas economías familiares dependan casi exclusivamente de ellas.

El
hecho migratorio sin embargo, está sufriendo cambios de género. El 49 por ciento
de las personas que emigran son mujeres. Y cada vez son más las mujeres que
deciden viajar por su cuenta, como las principales generadoras de ingresos de
sus familias.

Pero como es bien sabido, no siempre los emigrantes se
mueven en condiciones óptimas. Entre 10 y 15 por ciento de los emigrantes son
irregulares, un fenómeno que no es exclusivo de los países desarrollados. “La
envergadura de los flujos de migración irregular pone claramente de manifiesto
que la demanda por trabajadores emigrantes legales no está cubierta”. El informe
hizo notar que muchos emigrantes trabajan en condiciones de abuso y explotación,
que algunas veces son víctimas de trabajo forzoso, a menudo les son negados sus
derechos sindicales y son objeto de discriminación y xenofobia.

Los
trabajadores emigrantes en situación irregular “enfrentan los mayores riesgos en
materia de derechos humanos y libertades fundamentales cuando son reclutados,
transportados y empleados sin apego a las leyes”.

Pero lo que más siente
el ciudadano de la calle, residente o emigrante, incluso por encima de la
distribución de un bien a veces escaso como es el trabajo, son “los costos
sociales de la migración laboral, en cuanto a familias y comunidades
desintegradas”. El informe destaca que en algunos países de origen parece
haberse desarrollado una “cultura de la emigración”.

En los países
receptores lo que se transforma en tema de discusión pública suelen ser los
ajustes sociales que implica recibir a inmigrantes de un origen étnico
diferente. “En especial en los casos en que no se produce una integración, la
migración puede ser el origen de tensiones étnicas”.

// OTROS TEMAS QUE TE PUEDEN INTERESAR

// EN PORTADA

// LO MÁS LEÍDO

// MÁS DEL AUTOR/A

Menú