Oriente Próximo, Política

Un mal acuerdo con Irán podría significar la guerra

La administración Obama ha sido criticada con dureza por el Congreso y los aliados de Estados Unidos, que temen que haya malgastado sus opciones de negociación al relajar las sanciones a cambio de unas concesiones marginales


El acuerdo al que llegó ayer la administración Obama en las conversaciones de Ginebra es un acuerdo repleto de fallas que se arriesga a reducir la presión de las sanciones contra Irán durante los próximos seis meses a cambio de unas promesas iraníes fácilmente reversibles, algunas de las cuales ya las hizo anteriormente Irán, aunque luego las incumplió. El acuerdo exige que Irán ponga freno a algunas, no todas, de sus actividades nucleares durante los próximos seis meses a cambio de una reducción de las sanciones por valor de alrededor de $7,000 millones.

Resulta llamativo que a Irán no se le exija que cumpla sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU, que obligan a una suspensión total del enriquecimiento de uranio. En cambio, se permite que Irán continúe enriqueciendo uranio a niveles del 3.5%, obviamente para su reactor nuclear de Bushehr, a pesar del hecho de que Rusia ya ha se ha comprometido a proporcionar suministro a dichas instalaciones.

Otro problema es que este acuerdo provisional, que abre un plazo de seis meses para nuevas negociaciones, puede obstaculizar la capacidad de Washington para alcanzar un acuerdo final aceptable. La administración Obama ha sido criticada con dureza por el Congreso y los aliados de Estados Unidos, que temen que haya malgastado sus opciones de negociación al relajar las sanciones a cambio de unas concesiones marginales por parte de Irán que no reducirán a largo plazo la amenaza de que Irán alcance sus objetivos nucleares.

Para obligar a que Teherán haga mayores y necesarias concesiones dentro de un acuerdo final, se requieren más sanciones, no menos. Sin embargo, Irán ha advertido de que cualquier nueva sanción provocará que rompa el acuerdo. A pesar de esta advertencia, una coalición de ambos partidos en el Congreso ha anunciado que impondrá más sanciones.

La administración afirma que la reducción de las sanciones será reversible si Irán incumple sus obligaciones, pero mientras Irán mantenga vivas las conversaciones, será complicado volver a imponer dichas sanciones sin que se la acuse de sabotear las negociaciones.

Como ha advertido el columnista Charles Krauthammer, existe la preocupación de que: “Un presidente desesperado por pasar página y un secretario de Estado desesperado por llevarse el mérito” acaben cayendo en un “acuerdo engañoso” con Irán.

La administración se ha resistido a las iniciativas en el Congreso por parte de ambos partidos que buscaban imponer nuevas sanciones a Irán. El vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, ha advertido de que una presión adicional sobre Irán podría hacer fracasar las negociaciones diplomáticas y poner a Estados Unidos en “marcha hacia la guerra”.

Pero como ha indicado el investigador sénior de la Fundación Heritage Peter Brookes: “Por el contrario, no ser suficientemente duros (ya sea con nuevas sanciones o en las conversaciones de Ginebra) puede en realidad impulsar un aumento de la crisis hasta llegar a un conflicto armado, a pesar de las intenciones de hacer justo lo contrario”.

El presidente iraní Hasán Rohani ha afirmado que el acuerdo ha reconocido el “derecho” de Irán a enriquecer uranio, aunque esos términos no aparecen en el acuerdo. Esto sienta las bases para que Irán se desvincule del acuerdo en el futuro, afirmando que Occidente incumplió sus compromisos.

El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu denunció que el acuerdo es un “error histórico” y advirtió de que Israel “tiene el derecho y el deber de defenderse a sí mismo”. Esto es una señal de que en el futuro Israel podría emprender acciones preventivas para protegerse de la amenaza nuclear de Irán.

El diario británico Sunday Times informó de que responsables israelíes y sauditas se han reunido en secreto para debatir una posible cooperación contra Irán, estando de acuerdo Arabia Saudita con que los aviones de guerra israelíes crucen su espacio aéreo para atacar los emplazamientos nucleares de Irán.

Recientemente, uno de los socios más cercanos de Netanyahu, el exconsejero de seguridad nacional Yaakov Amidror , comentó en el Financial Times que Israel tenía capacidad militar para retrasar el programa nuclear de Irán “durante un largo período de tiempo” y que “no hay duda” de que Netanyahu actuaría unilateralmente si fuese necesario.

Si tiene lugar dicho ataque preventivo, Irán probablemente respondería atacando tanto a Israel como a Estados Unidos. Y eso sencillamente significaría la guerra.

 

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